El relato escalofriante empieza por la documentación judicial de 32 formas con las que se aplicaban castigos inhumanos a las víctimas señaladas de integrar las redes de apoyo y abastecimiento de la guerrilla o que eran objetivos primordiales en zonas de influencia paramilitar.

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Castellanos, que ha escuchado las versiones de cientos de desmovilizados de las autodefensas del Meta y Vichada, el Magdalena Medio y regiones del norte y sur del país, aseguró a Noticias Caracol que no había una práctica peor que otra, porque todas eran crueles o atroces.

Cuenta, por ejemplo, que paramilitares bajo el mando de José Baldomero Linares, alias ‘Guillermo Torres’, fueron capaces de despellejar viva a una persona “mientras los enfermeros del grupo aprendían anatomía”.

“Los practicantes de primeros auxilios cuentan que les abrían los brazos para mirar un músculo, para mirar una vena…”.

Relata el magistrado Castellanos que, en esa misma práctica, se obligaba a los postulados a comerse los sesos de las víctimas para endurecerlos durante los actos de tortura.

En otras ocasiones, los verdugos preguntaban a las víctimas de qué forma preferían morir: mordidos por una serpiente venenosa o ahorcados. Muchos de los testimonios de estos casos provenían de Arauca, en donde operaba el Bloque Vencedores al mando de los mellizos Mejía Múnera.

En cierta oportunidad torturaron a un futbolista por negarse a jugar en el equipo de los ‘paras’: “Le fracturaron sus miembros inferiores y lo dejaron morir”, apuntó el magistrado.

Incluso, para los paramilitares indisciplinados también existían castigos:

“Los enterraban hasta los hombros de modo que sobresalía la cabeza; les aplicaban miel y ahí llegaban los insectos a picarlos y las personas sin poder hacer absolutamente nada (…). Se manifiesta que llegaban los demás postulados y se orinaban en la cabeza de las personas”, explicó Castellanos al noticiero.

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