Si esto llegase a ocurrir, significaría que el 78 % de las 13.290 hectáreas que conforman el municipio estaría habilitado para extraer gravilla y otros materiales usados para la construcción, explicó El Espectador.

El temor de los habitantes  es que, si se intensifica la minería en la región, estaría en riesgo una amplia área protegida que cobija los páramos Guargua, Laguna Verde y Guerrero, dice el periódico.

Las autoridades locales no entienden cómo la Agencia Nacional Minera (ANM) está dispuesta a entregar 28 concesiones más, sin considerar los evidentes riesgos ambientales.

A eso se añade que el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) advierte que Cogua no es un mancipo con vocación minera y que esta actividad “debe hacerse de manera condicionada”, agregó el diario.

Ya el periódico El Tempo había destacado el inusitado crecimiento de las receberas en un 900 % y la oposición de los ciudadanos a que  la AMN siga beneficiando a empresas como la Ladrillera Santa Fe.

De seguir así la situación, también está en riesgo el ecoturismo en el embalse del Neusa.

“Quién va a volver a la región o al embalse si para ir tiene que pasar entre volquetas y camiones, si el paisaje ya va a estar desértico”, afirmó Jaime Alonso Moncada, integrante de Foyer de Charité a El Tiempo.

Económicamente, la explotación en el valle del Neusa, sabana centro del departamento, tampoco representaría un ingreso importante para la región ya que ocupa menos personas y afecta considerablemente el equilibrio ambiental.

LO ÚLTIMO