El hecho de que ciertos sectores del establecimiento colombiano se vean afectadas por algunas de las políticas del gobierno, como el proceso de paz, podrían llevar al diario a convertirse en contradictor del Presidente, sin dejar de ser el vocero de los intereses de las élites, señala el columnista Juan Manuel López en su columna de Las 2 Orillas.

Este contrasentido, en el fondo no lo es, pues El Tiempo mantiene su tradicional vocería dentro de las élites, que poco a poco le vienen dando la espalda a Santos, agrega López.

Eso sí, su labor como ‘periódico oficial’ nunca ha dejado de desarrollarla con la divulgación de los programas de gobierno como planes verdaderos de futuro para el país, normalmente sin evaluación o análisis de hasta dónde se limitan a ser promesas, o las posibilidades de éxito que puedan tener”,

dijo López en su columna en Las 2 Orillas.

De acuerdo con López, hijo del expresidente Alfonso López, la función que el director de El Tiempo, Roberto Rombo, da a entender que debe cumplir este medio es “la de expresar los consensos que se logran” entre quienes “tienen la capacidad efectiva de la toma de las decisiones en el país (poderes económico, electoral, religiosos, militar, mediático)”.

Agrega el columnista que la manera de hacerlo es a través de “titulares o ‘noticias’ que por su despliegue trasmiten algo que no necesariamente refleja el verdadero contenido de lo que se trata”.

Según López, estas noticias del gobierno “siguen siendo divulgadas sin mayor análisis o contexto”.

Cita por ejemplo el caso de la presentación de la ‘nueva política antidrogas’.

Pero al mismo tiempo los columnistas en su mayoría comienzan a reflejar los cuestionamientos que hace el país a diferentes aspectos del gobierno —la improvisación, la falta de comunicación o de coordinación, la demora en resolver temas como la Reforma Tributaria, etc.—”,

agrega López.

Esta actitud del diario bogotano está impulsada en su idea de mantener los vínculos con el poder, y si eso significa romper con el gobierno, lo hará, como ocurrió cuando le quitó el respaldo a Gustavo Rojas Pinilla y apoyó su salida del poder, luego de haberla respaldado.

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