En su carta, que publica la revista Arcadia, Sanín da por terminada la disputa legal que sostenía con la universidad, que en diciembre pasado le notificó la cancelación de su contrato como profesora asociada. Posteriormente, Sanín instauró una acción de tutela para reclamar su reintegro, que le fue concedido por el juzgado primero civil de Bogotá.

En el fallo de tutela, el juzgado le ordenaba al rector de Los Andes, Pablo Navas, reincorporarla a la institución, salvo que ella misma notificara en 48 horas que desistía de su reasignación

Este viernes, Sanín anunció que renunciaba,

aunque esto implique perder mi medio de subsistencia y alejarme de la actividad docente, que ha sido hasta ahora el principal propósito de mi vida y mis esfuerzos, ya que continuar en Los Andes significaría someterme a trabajar sin seguridad, sin libertad y con mi dignidad vulnerada”.

En su carta, explica que

de continuar en la universidad, sufriría un mayor aislamiento, una mayor estigmatización y un mayor temor por mi integridad física que los que ya sufrí en los últimos meses del semestre pasado como consecuencia de mi denuncia pública del acoso del grupo Los Chompos, de mis críticas a la universidad y de la respuesta institucional a dichas críticas.

Aduce en su notificación a la Universidad que a lo largo de este proceso se ha visto sometida a una “vigilancia abusiva y prejuiciosa” sobre su “actividad de intelectual pública en los últimos meses”, que limitaría su “libertad de pensamiento y de cátedra”.

También asegura que su derecho a expresarse libremente también

se ha visto limitado, como consecuencia de este caso, el ejercicio de mi libre expresión en todos los medios, afectado ahora por una permanente zozobra”.

 

 

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