Las afirmaciones que Akerman hace en su columna del diario capitalino las basa en un documento del despacho del Juez Federal John O’Sullivan, que negó la libertad de Arias en Estados Unidos hasta que se defina su extradición hacia el país para que cumpla la condena que pesa sobre él por las irregularidades en el programa Agro Ingreso Seguro (AIS).

Akerman asegura que Arias respondió “no” a la pregunta “¿Usted alguna vez ha sido arrestado o condenado por alguna ofensa o crimen, sin importar que haya sido perdonado, amnistiado?”. Y agrega: “Con eso quería asegurar que le dieran su visa a toda costa, incluso diciendo mentiras, para poder volarse a ese país”. De ahí deduce que todo hizo parte de “un plan muy meticuloso” para sacar a Arias del alcance de la justicia.

Según Akerman, el plan de Arias (y el de sus protectores en Colombia y Estados Unidos) era maquillar el caso de su salida del país con falsos señalamientos sobre persecución política y fabricación de pruebas en su contra, orquestadas, incluso, desde la Corte Suprema de Justicia.

Sin embargo, nada de esto ha hecho dudar al juez O’Sullivan y menos las cartas de miembros del Congreso como Alfredo Rangel (Centro Democrático) que usó papelería oficial del legislativo colombiano para decir más mentiras, pero esta vez bajo la gravedad de que estas fueron dichas a un juez federal de Estados Unidos y que ahora figuran en su despacho como elementos válidos en el proceso.

Al respecto, Akerman sostiene:

Para algunos de los líderes del uribismo es válido decir cualquier cosa para tratar de volver una mentira verdad”.

Mientras se resuelve un recurso de asilo en favor de Arias, el proceso en su contra parece no tener marcha atrás y se espera que la justicia gringa decida devolver a Andrés Felipe Arias a la justicia colombiana, en virtud de un acuerdo de extradición vigente entre los dos países, que incluso ha sido negado por los amigos de Arias, subraya el columnista.

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