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En marzo de este año, una mujer llegó a la Unidad de Salud Ibagué, sede del Sur, portando no solo una historia de vida marcada por la adversidad, sino también una carga de incertidumbre.
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Aunque responde al nombre de Perla, este es el único indicio que ha dado sobre su identidad, ya que perdió la visión y nunca tramitó la cédula. Con aproximadamente 83 años de edad, esta anciana solitaria ha sido testigo de una vida llena de dificultades, incluida la mendicidad en las calles del barrio Jardín de Ibagué.
Los intentos de encontrar su identidad a través de huellas digitales no dieron resultado alguno, dejando en evidencia que su paso por los sistemas formales de registro fue prácticamente inexistente.
Perla no posee una cédula de identidad y, por lo tanto, carece de un nombre oficialmente registrado en los documentos gubernamentales. A pesar de los esfuerzos realizados para rastrear su origen, hasta ahora no ha aparecido ningún familiar que pueda proporcionar más información sobre su pasado.
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En la Unidad de Salud Ibagué, la adulta mayor ha encontrado un refugio que le brinda cuidados y alimento. Sin embargo, se reconoce que este entorno no es el más adecuado para una persona de su edad y situación.
Profesionales le hacen un llamado a la Alcaldía para que intervenga y proporcione una solución más apropiada. Dada su avanzada edad y la necesidad de atenciones específicas, se espera que Perla sea trasladada a un hogar geriátrico donde pueda recibir los cuidados y la compañía que merece
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