El proyecto se convirtió en ley el pasado mes de marzo, y también indica que tanto el padre como la madre deben estar de acuerdo para definir qué hacer con los restos del feto, con lo que se requiere que la madre deba pedir permiso a quienquiera que sea el padre para practicarse el aborto. De igual manera, los padres de las mujeres menores de 18 años que deseen abortar tendrán que decidir si sus hijas sí se pueden someter a ese proceso, informa Independent.

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Por eso, activistas que abogan por que las mujeres puedan decidir al respecto están librando una pelea contra esa ley la cual, según dicen, está diseñada para hacer más difícil el acceso de ellas al aborto bajo el pretexto de unos requisitos legales relacionados con la eliminación de tejidos embrionarios.

Una portavoz del colectivo Naral, que rechaza la ley, dice que simplemente es una estrategia para hacer que haya muchas barreras entre las mujeres y sus médicos y, por ende, dificultar el acceso de ellas al sistema de salud, agrega The Huffington Post.

Expertos citados por el mismo medio aseguran que leyes de este tipo son una muestra de que los legisladores pretenden imponer una agenda antiaborto sin tener que llamarla como tal necesariamente.

La entrada en vigor de la ley coincide con un período en el que Estados Unidos ha retrocedido en materia de aborto, ya que casi desde el inicio de su mandato, el presidente Trump suspendió todo el apoyo económico a organizaciones que brindaban la posibilidad de abortar a las mujeres, o simplemente las instruían al respecto.

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