La foto fue tomada en un evento en Orlando, Florida, por la fotógrafa de la campaña, Barbara Kinney y cuando fue compartida por un miembro del equipo de Clinton en Twitter, se volvió viral de inmediato.

Para muchos, la imagen resume la ‘era de la selfie’ y plantea el curioso hecho de darle la espalda a una figura pública como Clinton solo para tomarse una foto con ella.

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