Escrito por:  Redacción Mundo
Ago 9, 2023 - 4:10 am

Si bien manifestaron este martes su satisfacción con los temas abordados en la declaración final de la Cumbre Amazónica que se lleva a cabo en Brasil, varias organizaciones defensoras del medioambiente criticaron la falta de acciones concretas que conduzcan a soluciones para el mayor pulmón vegetal del planeta.

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“Ese es un acuerdo bastante inicial, un primer paso, pero que aún no endereza ninguna respuesta concreta al mundo que estamos viviendo”, señaló Marcio Astrini, director ejecutivo del Observatorio del Clima, una red que congrega a más de 70 organizaciones ambientalistas en Brasil.

“No es posible que, en un escenario como ese, ocho países amazónicos no consigan poner en una declaración en letras mayúsculas que la deforestación [en la Amazonía] tiene que ser cero y que explotar petróleo en la mitad de la selva no es una buena idea”, agregó.

El sentimiento de Astrini fue compartido por otras redes y organizaciones ambientalistas como Coalizão Brasil, el World Resources Institute (WRI), WWF-Brasil y Conservación Internacional (CI).

Para Marcelo Furtado, fundador de Coalizão Brasil —una red formada por más de 350 representantes de los sectores público, privado, académico y de la sociedad civil—, lo que fue plasmado en el documento “es una combinación de buenas noticias y un poco de frustración”, pues no quiere que lo allí señalado se quede en promesas.

De acuerdo con el experto, aunque la cumbre abordó los temas correctos, “no entregó” acciones concretas, para “el corto y mediano plazo”, que podrían cambiar la situación actual del bioma. En el mismo sentido se pronunció la ONG ambientalista World Resources Institute (WRI), que recalcó la necesidad de “poner en práctica” esas ideas.

Para Mauricio Voivodic, director ejecutivo de WWF-Brasil, las acciones concretas también deben verse en la ampliación de áreas de conservación y reconocimiento de territorios indígenas, que son los que más protegen al bioma de la devastación. “Es fundamental”, recalcó.

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Este martes, los ocho países que conforman la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) firmaron la Declaración de Belém, en la que consolidaron una nueva y “ambiciosa” agenda común de cooperación para la Amazonía. Solo asistieron cuatro de los ocho mandatarios convocados: Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), en calidad de anfitrión; Luis Arce (Bolivia), Gustavo Petro (Colombia) y Dina Boluarte (Perú).

Entre los 113 puntos del documento destacan el lanzamiento de la Alianza Amazónica de Lucha contra la Deforestación, la creación de mecanismos financieros para promover el desarrollo sostenible y la cooperación para combatir los crímenes ambientales. Asimismo, la creación de un fondo para recibir donaciones internacionales que permitan financiar proyectos de desarrollo sostenible en la mayor selva tropical del mundo.

Deforestación y petróleo

No obstante, temas que fueron polémicos en la reunión, como la explotación de petróleo en la Amazonía, fueron tocados de forma casi superficial, así como el compromiso por una deforestación cero antes de 2030, un tema con el que solo algunos países amazónicos, como Brasil y Colombia, se han comprometido de forma directa.

En la extensa declaración, los ocho países amazónicos establecieron una vaga hoja de ruta para garantizar la supervivencia de la selva, con medidas para la gestión del agua, la seguridad, la salud, las infraestructuras sostenibles y la promoción de los derechos humanos de los pueblos tradicionales.  Pero no consiguieron durante el encuentro, el primero de alto nivel desde 2009, establecer una meta conjunta para acabar con la deforestación, uno de los grandes males que asolan al mayor bosque tropical del planeta.

En su lugar, crearon una “alianza amazónica de combate” a la tala ilegal de árboles, pero dejaron libertad a los Estados para definir sus propias metas nacionales. Brasil y Colombia ya se han comprometido a acabar la deforestación amazónica hasta 2030.

En 2022 la deforestación en toda la Amazonía alcanzó los casi 20.000 kilómetros cuadrados, un 21 % más frente a 2021, la cifra más alta desde 2004, según datos del Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina, con Brasil, Bolivia y Perú al frente de la estadística.

Otro de los asuntos que más expectativas provocó es la explotación de petróleo en el ecosistema, que llevan a cabo algunos países como Brasil y Ecuador y que Colombia trabajó en esta cumbre para llegar a un acuerdo concreto.

Tan solo hubo una mención en el artículo 79, cuando los países se comprometieron apenas a “iniciar un diálogo sobre la sostenibilidad de sectores tales como minería e hidrocarburos en la región amazónica”.

El presidente Petro, mencionó los hidrocarburos en la sesión plenaria entre los puntos de “disenso” entre los socios de la OTCA. En este sentido, criticó el “negacionismo” científico de algunos líderes progresistas que defienden la preservación del medioambiente y al mismo tiempo basan el crecimiento del país en el “capital fósil” con proyectos de “petróleo, gas y carbón”.

Los comentarios de Petro fueron interpretados como una alusión a países como Brasil, que estudia un cuestionado proyecto petrolífero frente a la desembocadura del Amazonas; Ecuador, poseedora de una prolífica industria del crudo en la selva; o Surinam y Guyana, con grandes reservas.

Más tarde, el canciller brasileño, Mauro Vieira, aseguró que los países amazónicos no tienen “posiciones divergentes” sobre el petróleo, aunque aclaró que cada nación tiene su propio ritmo para alcanzar la descarbonización.

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