Eso hace aún más trascendental el acto que tendrá lugar entre el Gobierno Nacional y esa guerrilla en Cartagena, y lo que decidan los colombianos en el plebiscito del próximo domingo para aprobar o no lo que acordaron ambas partes en La Habana.

Si bien las Farc no son el único actor armado del conflicto, desde el año de su fundación (1964) sí han sido el más grande y el más beligerante de todos los que se han opuesto, y se oponen, al Estado. La guerra se acaba solo con ellas, pero de consolidarse ese proceso representará un punto de quiebre definitivo para todos los factores que inciden en el conflicto que vive el país desde comienzos del siglo pasado, mucho antes de que este grupo se organizara como tal y se diera un nombre reconocido incluso en todo el mundo.

De hecho, las Farc llegaron a su origen como “una consecuencia de la violencia desatada por un régimen sectario al que sobrevino una dictadura. Por eso sus orígenes se traslapan con el de las guerrillas Liberales de Dumar Aljure y Guadalupe Salcedo”, dice Luis Carvajal Basto en su columna de El Espectador.

“Las Farc tienen sus raíces en los estertores de un conflicto anterior. Guerrilleros liberales, nacidos del enfrentamiento entre los partidos tradicionales en los años cuarenta, se habían mantenido en armas instigados por sus dirigentes en los Llanos y en Tolima”, recuerda, en una reseña sobre el tema, Verdad Abierta.

Y agrega que en el sur del Tolima, por ejemplo, de la violencia en que se sumieron liberales y conservadores “nacieron tanto las guerrillas liberales, como las de autodefensa campesina, de influencia comunista”. Corrían ya los primeros años de la década de los 50.

En la siguiente década, todo el movimiento insurgente maduró entre varias ofensivas militares y al menos dos amnistías. De hecho, en 1961 se reunieron, en la región conocida como Marquetalia, delegados de los grupos de resistencia armada del Guayabero, Natagaima, El Pato, Neiva, “[…] en lo que se conoce como la ‘Primera Conferencia Guerrillera’, cuando aún no nacían las Farc”, añade Verdad Abierta.

Para combatir a los alzados en armas, el 14 de mayo de 1964, el Estado lanzó la denominada Operación Marquetalia por aire y tierra con unos 16.000 soldados. “Los sobrevivientes de Marquetalia […] consiguieron reunirse en septiembre de 1964 en Riochiquito –región que comprende los municipios caucanos de Silvia, Inzá y Belalcázar– con los que habían huido antes de los bombardeos militares. Esa es la que estas guerrillas consideran su ‘Primera Conferencia’”, continúa el mismo medio.

Desde la perspectiva política y sociológica, “las Farc nacieron de la insurgencia ante una doble represión: la ejercida bajo los sucesivos gobiernos conservadores y el de Rojas Pinilla, y la represión bajo el Frente Nacional, que fue militar y política por falta de canales de expresión electoral para fuerzas distintas al bipartidismo”, escribió Plinio Apuleyo Mendoza [hoy acérrimo opositor al acuerdo alcanzado] en su ya célebre ensayo ‘En qué momento se jodió Colombia’, citado por Sergio Ocampo Madrid en su columna de El Tiempo.

Para Ocampo, el origen de las guerrillas se debió “a la exclusión de un puñado de desarrapados que querían no solo expresarse, participar, sino también defenderse de una violencia gubernamental y extender unas fronteras agrícolas hacia territorios donde no había Estado. Su causa al alzarse en armas era justa y razonable, y la dirigencia de este país cometió un error garrafal e histórico al no intentar incorporarlos a través de razones políticas, o sea llevar el Estado hasta allá con maestros, jueces, médicos, y a cambio de eso solo mostrar la cara feroz de la represión por medio de la Fuerza Pública”.

Las opiniones de los especialistas

Varios de los 12 miembros de la Comisión de Historia y Víctimas del conflicto que investigó durante casi seis meses los “principales factores y condiciones que han facilitado o contribuido a la persistencia del conflicto” armado, así como sus “orígenes” y sus “múltiples causas”, dieron también pistas en 2015, citados por Verdad Abierta, para entender que el conflicto en Colombia tiene más de 50 años.

  • Jairo Estrada: “La médula de la guerra está en el orden social capitalista que promueve la acumulación de la propiedad y está basado en la dominación de las clases menos favorecidas. Este modelo impera desde la década de 1920 y condujo a la aparición de la subversión armada como una reacción que busca oponerse a las imposiciones de dicho orden social”.
  • Padre Javier Giraldo: Según varios historiadores que cita el religioso, entre 1880 y 1925, los pequeños agricultores le reclamaron al gobierno de manera pacífica para que contuviera el abuso de los dueños de grandes tierras. Pero al no ser oídos, se convirtieron a la ofensiva en 1928 y “reivindican su estatus de colonos e invaden partes no cultivadas de las haciendas”.
  • Alfredo Molano: “Desde la época de La Violencia iniciada en los años veinte, la guerra irregular significa la ocupación de la tierra, pues así se tendría el control del Estado. Desde los años 30, cuando el liberalismo toma el poder y trata de ganarse a las fuerzas militares, influenciadas en gran medida por los conservadores, estos últimos que no estaban dispuestos a perder lo ganado en la Guerra de los Mil Días, declaran la guerra al liberalismo para recuperar el poder. En esta época los conservadores deciden atacar las zonas de influencia liberal y comunista, haciendo del campo colombiano un teatro de guerra”.
  • Vicente Torrijos: “Fue el Partido Comunista Colombiano de los años 40 y 50 el que inspiró y orientó la trasformación de las células armadas en estructuras permanentes que, con el paso del tiempo, generó que la violencia practicada por estas organizaciones se convirtiera en el mejor método para defender sus intereses económicos y organizacionales”.

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