Sus créditos fueron solicitados para estudiar en el exterior algún programa de posgrado y su mayor motivación en 2014 era que la moneda estadounidense estaba en 1.800 pesos, lo que les facilitaba acceder a créditos por 50 mil dólares y más. Ahora, la divisa no quiere bajar de los 3.000.

Ese es el caso de Johnny Tascón, que se fue a Países Bajos a estudiar una especialización en la Universidad Tecnológica, y en 2014 pidió un crédito por 50 mil dólares a Colfuturo, más otros 32 que le prestaría el Icétex. Según el sitio web Las 2 Orillas, el dilema de estos profesionales afectados es que buena parte de ellos no consigue trabajo y ahora le toca vivir de asesorías externas y sin mayores prestaciones.

Otro caso, citado por ese mismo medio, es el de una profesional que estudió un MBA en Inglaterra. Ella, que pidió no mencionar su nombre porque está en un proceso laboral, llegó a Colombia en enero pasado y ahora no tiene ni para pagar la cuota mensual que no es nada económica.

“No sabe de dónde va a sacar los 500 dólares, casi un millón y medio de pesos. Ella acudió al Icetex, a sus ahorros y a donaciones de la familia para poder acceder a una de las mejores universidades del Reino Unido porque en todos los casos es imposible irse a estudiar al exterior con el beneficio de Colfuturo como único recurso”, comenta Las 2 Orillas.

El gran cuestionamiento que se hacen estos profesionales que deben millones y millones es si realmente están funcionando los programas de intermediación laboral con los que tanto ‘pecho’ sacan instituciones como Colfuturo. Incluso, indagan hasta qué punto estas entidades han buscado empleadores en Colombia que paguen en dólares y les generen alternativas para financiar la deuda.

Para la columnista de El Espectador Catalina Ruiz, ni la Fundación Colfuturo ni el Estado se quieren apersonar del tema. Además, compara a los profesionales colombianos con posgrado en el exterior con los de otros países, que sí se ven beneficiados por préstamos condonables.

“Como la deuda con Colfuturo se cobra en dólares, las cuotas aumentaron hasta en un 30 %. Por ejemplo: profesional con posgrado, que en Bogotá, si le pagan bien, gana $3 millones, tiene cuotas de US$700 mensuales. Eso es casi más de la mitad de su sueldo”, explica Ruiz, que, además, reconoce que el modelo colombiano dio resultados en el pasado, pero no es sostenible, colapsó con la disparada del dólar y ahora la “cruz” la cargan los profesionales de clase media en el país.

“En vez de ser miserables multicontratistas, mal pagados y cansados, estos profesionales podrían estar trabajando por el país, en fortalecer el proceso de paz, en construir la industria, en aprovechar nuestros recursos sin que “toque” contratar una multinacional”, sentenció la columnista.

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