Por: El Colombiano

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Este artículo fue curado por Luis Bello   Abr 7, 2024 - 10:41 am
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Hace más de 30 años un fuerte fenómeno de El Niño confinó a los colombianos a la oscuridad, se tuvo que recurrir a leña y velas para cocinar e iluminar las casas. Y aunque de esa crisis el país salió más fortalecido y preparado, el fantasma de ese apagón volvió a aparecer acompañado de fuertes alzas en las tarifas de luz y cortes de agua.

Y es que Colombia ya no es la misma de los 90’s, ha crecido social y económicamente: la demanda de energía se disparó (8,3 % en marzo de 2024), mientras los niveles de los embalses —que bajaron a 31,41 %— registran valores inferiores a los mínimos históricos de los últimos 20 años. Ya en ciudades como Bogotá anunciaron racionamientos de agua, y en algunas regiones subió la luz.

De acuerdo con el Dane, en marzo el valor del servicio de electricidad tuvo un incremento anual del 19,51 %. De hecho, la división de alojamiento, agua, electricidad y gas fue una de las que más empujó la inflación en ese mes del año.

Las ciudades donde más incrementos se dieron fueron Santa Marta (33,03 %), Riohacha (32,19), Barranquilla (31,21 %), Valledupar (30,07 %) y Montería (29,96 %).

Esto es algo que ya se siente en los bolsillos de los colombianos, pues, por ejemplo, los estratos 4 —quienes pagan la tarifa plena al no contar con el subsidio del Gobierno— han sido unos de los más afectados, teniendo que asumir alzas en el kilovatio de energía de hasta el 30 %.

¿Qué pasa con las tarifas en Colombia?

Actualmente, cerca del 70 % de la energía que se consume en el país proviene de las centrales hidroeléctricas. Pero esa dependencia en una sola fuente de generación exacerba la vulnerabilidad frente a choques externos, sobre todo aquellos impredecibles. Pereira, también sufriría las consecuencias.

La falta de lluvias por el fenómeno de El Niño ha provocado que algunos de los principales embalses del país ya presenten mínimos históricos, como El Peñol, que bajó a 35,93 %; El Quimbo a 19,45 %, Riogrande II a 7,37 %, y Guavio a 5,8%. A su vez, esto generó una escalada en el precio de la energía que se contrata en bolsa, que pasó de $550 el kilovatio hora (KWh) a finales de marzo, a $1.028 KWh, en promedio, en la primera semana de abril. Un aumento del 86 %.

La anterior situación, sumada a la ya mencionada creciente demanda —la gente está comprando más ventiladores y aires acondicionados para soportar el calor—, ha llevado a que algunas empresas del sector, que no cuentan con reservas, deban comprar más energía en bolsa y, por ende, a que sus usuarios deban pagar más por el kilovatio de energía en su recibo.

De hecho, algunos colombianos que pertenecen al estrato 4 ya están pagando más caro. Según datos de la Superintendencia de Servicios, usuarios de Air-e, empresa que atiende a los departamentos del Atlántico, Magdalena y La Guajira, pasaron de pagar en sus recibos el kilovatio a $ 905 en abril de 2023, a pagarlo a $ 1.211 en marzo de este año. Es decir, experimentaron un alza del 33,8 %.

Santiago Posso, gerente general de Air-e, afirmó en entrevista pasada con este diario que la mayor demanda de energía tuvo un impacto directo en la exposición de la compañía en el mercado bursátil.

“Aunque en enero de 2023 la exposición de la empresa era mínima, alcanzando apenas un 5 %, para septiembre aumentó drásticamente al 30 %. Esta situación se reflejó en un aumento exorbitante en los precios en la bolsa de energía, llegando a superar los $ 1.500 y cuadruplicando los costos en términos generales. Este efecto tuvo un impacto directo en usuarios y comercializadoras”.

Otros de los afectados fueron los usuarios de Afinia, que atiende a Bolívar, Córdoba y Sucre, pues el kilovatio de energía les pasó de costar $845 a $1.096, un aumento del 29,7 %. Y por el lado de Chec (filial de EPM que opera en Caldas y Risaralda) en los estratos 4 el precio del kilovatio subió 24,7 % (ver gráfico).

La discusión sobre los precios

Más allá del fenómeno climático, la ‘culpa’ de estos incrementos en la energía ha generado fuertes choques entre los diferentes actores de la cadena.

Y es que la tarifa de la luz que pagan los colombianos tiene varios componentes: generación, transmisión, distribución, comercialización, pérdidas y restricciones. Y, según la Asociación Colombiana de Generadores de Energía Eléctrica (Acolgen), el 80 % de la energía que consume el país se adquiere a través de contratos de largo plazo, y el 20 % restante por medio de la bolsa.

El problema, desde la óptica de Yulieth Porras, presidenta de Codisgen, gremio de las comercializadoras, radica en que no todas las empresas cuentan en este momento con las reservas necesarias para responder a la demanda, por lo que están más expuestas a la bolsa.

(Vea también: “Tocaba hacer tareas con vela”: así fue el apagón por crisis de energía en Colombia en 1990)

“Esta exposición no es porque las empresas hayan sido ineficientes en sus compras, es porque son mercados en donde las generadoras no han ofertado casi energía”, señaló Porras.

Explicó que la compra por medio de contratos se realiza a través de una plataforma dispuesta por la Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg), en la cual se les avisa a todos los generadores, y a quienes hacen transacciones de energía mayorista, cuáles comercializadoras están necesitando y qué cantidad. “Lo que ha pasado es que no se están presentando dentro de esos procesos y han preferido ir a vender su energía en la bolsa”, dijo.

En este sentido, afirmó que aunque las empresas estén comprando solo ese 20 % de la energía en la bolsa, a un precio de más $ 1.000 el kilovatio, termina costando casi lo mismo que el 80 % que se adquiere por contratos, teniendo en cuenta que el valor de este último está, en promedio, en $ 300.

(Lea también: “Apagón parece inminente”: prevén oscuro futuro, pese a claro llamado que hicieron a Petro)

Porras comentó que en marzo hubo empresas que estuvieron hasta un 100 % expuestas a la bolsa, como Enerbit, Empresa de Energía de Vichada, y Empresas de Servicios Públicos del Occidente.

Otras estuvieron expuestas entre 80 % y 40 %, como Gestión Energética SAS, Empresa Municipal de Energía Eléctrica, Empresa de Energía del Arauca, Electrificadora del Huila, entre otras.

Por el contrario, los generadores insisten en que ellos no ponen “caprichosamente” los precios en la bolsa, y que así haya alzas importantes estas no se pueden trasladar al recibo de la luz en las mismas proporciones, porque la regulación no lo permite.

“El impacto en la factura de los usuarios no puede ser más del 7 %, porque el precio en bolsa solo afecta parte del componente de generación (…) Estamos viendo que en otros puntos de la cadena, como en la comercialización y la distribución, han habido aumentos pero por los saldos que estaban pendientes de cobrarse a los colombianos (Opción Tarifaria)”, explicó Natalia Gutiérrez, presidenta de Acolgen.

Sobre esto, en una publicación en su cuenta de X, Germán Londoño, especialista en regulación de energía eléctrica y gas, reprochó que en la región Caribe, por ejemplo, el problema no es el costo de generación, ni las pérdidas no técnicas (o robo de energía), sino el componente de comercialización.

“Hay un cargo olvidado y es el tan renombrado COT (Costo de Opción Tarifaria). El costo de comercialización en marzo de 2023 fue de $ 129,31 por KWh, y en marzo de 2024 fue de $ 354,03. Estamos hablando de un desvergonzado y oscuro incremento de $ 224,72 por KWh. Si lo convertimos a porcentaje, es un aumento del 173 %”.

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Añadió que el Costo Unitario de Prestación del Servicio de Energía Eléctrica (CU), que es el cobrado al usuario final, pasó de $ 893,38 $ 1.211,29 por kilovatio.

“Es una diferencia de $ 317,91. Y de estos, $ 224 son del incremento de la comercialización (…) Si la opción tarifaria fue respaldada por el actual gobierno, por medio de bancos como Findeter a un plazo de hasta diez años, con hasta un año de período de gracia a capital, ¿por qué la están cobrando en un periodo corto a los usuarios finales?”, recalcó.

Urge ampliar la matriz

Ante el temor de los colombianos de que ocurra lo mismo que en los 90’s y haya un apagón, el ministro de Minas y Energía, Andrés Camacho, aseguró que el país se encuentra en la última fase del fenómeno de El Niño y que se cuenta con un sistema robusto, aunque aceptó que debe modernizarse y buscar subsanar errores.

Al respecto, si bien algunos expertos consultados por este diario consideraron que el sistema energético colombiano aún tiene, en el corto plazo, cómo responder a las altas temperaturas y la falta de lluvias; de no tomarse medidas, la situación se complicaría a partir de 2027.

Esto, puesto que la capacidad instalada no sería suficiente para satisfacer la demanda que está creciendo cada año, según las previsiones de la Unidad de Planeación Minero Energética (Upme), por encima del 5 %, es decir, el doble de lo proyectado.

“La capacidad instalada de generación y transmisión es insuficiente para garantizar la confiabilidad y firmeza del Sistema Interconectado Nacional (SIN), dado el estrecho margen entre la oferta (221 gigavatios-hora) y la demanda (224 gigavatios-hora) de energía, que lo mantiene al límite. La seguridad a la que hace alusión el ministro parte de la base de que todo el parque de generación hidrotérmico funcione como un relojero suizo”, señaló Amylkar Acosta, ex ministro de Minas y Energía.

Recordó que esa gran vulnerabilidad del SIN frente al cambio climático es que se soporta en mayor medida en la generación de origen hídrico. Y de los 24 embalses que sirven a las hidroeléctricas, solo uno —El Peñol— tiene una capacidad de regulación superior a un año, “el resto no resisten más de cuatro meses sin aporte hídrico”.

Este panorama se agrava cuando se mira el retraso que tienen algunos proyectos de generación: de los 119 proyectos de que deben entrar a operar en 2024 y 2025, el 46 % presenta demoras.

Hay otro componente crítico y es cómo se transportará la energía, pues la seguridad del suministro estará comprometida si no se expande el sistema de transmisión nacional: hay redes que desde hace más de 10 años presentan agotamiento.

Las medidas

Por ahora, ante el llamado de los gremios del sector, la Creg ya completó su quórum y se espera que sesione prontamente para tomar decisiones.

Y el pasado 1° de abril, el presidente Gustavo Petro impartió instrucciones a todas las entidades de la Rama Ejecutiva para implementar medidas de ahorro de energía y agua.

Entre ellas está establecer metas de sus indicadores de consumo de energía y agua; diseñar esquemas de trabajo en casa para todo el personal de planta y contratistas; y usar de sistemas de bajo consumo en bombillas, sensores de movimiento, aire acondicionado y tomas eléctricas.

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