En 2013, la CAR Cundinamarca pagó $ 5 millones por 5 palines y $ 4 millones por 5 palas, dice el ente de control fiscal.

A precios del segundo semestre de ese año, cada uno de esos productos costaba, máximo, $ 35.000 y $ 52.500 pesos, respectivamente, explica la Contraloría.

Esos dos productos, sin embargo, se consiguen en el mercado por $ 7.500 (palín) y $ 10.000 (pala), precisa el ente de control.

Otra irregularidad encontrada en la CAR de Cundinamarca es la compra de un medidor digital que costó $ 23 millones, pero que la Contraloría cotizó en $ 3,8 millones.

“También está el caso de un juego de composición granular, adquirido en $ 23’500.000 y cotizado en $7’060.000”, añade el ente.

En total, la Contraloría encontró irregularidades en la CAR Cundinamarca por $ 1.878 millones.

De esa cifra, $ 1.681 millones corresponden a un contrato de adecuación hidráulica del cauce del río Frío y representarían un presunto daño patrimonial, pues la alcaldía de Chía (Cundinamarca) manifestó que en la zona donde se hicieron las obras nunca ha habido inundaciones: “En vez de solucionar un problema, se generó un impacto ambiental irreversible sobre la fuente hídrica”, cita la Contraloría.

Así mismo, el ente de control fiscal encontró que la CAR Cundinamarca pagó $ 116 millones por una capacitación para cinco de sus funcionarios.

Ese mismo servicio, cotizado por la Contraloría en tres instituciones diferentes, cuesta:

  • Universidad Libre, $ 30 millones
  • Universidad Nacional de Colombia, $ 6,7 millones
  • Corpoica Regional Mosquera, $ 5 millones

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