El hombre de la permanente sonrisa, casi un arma disuasoria ante cualquier crítica y ante cualquier halago. Ni lo primero le incomoda, ni lo segundo le disgusta”.

Así describen a Esteban Chaves en la nota de El País que también afirma que si se le mira a los ojos, el colombiano no parecería estar cansado como todos, gracias en gran parte a su pinta desenfadada: el ciclista se presentó a la entrevista con gorra hacia tras y un crucifijo a manera de manilla.

“Es un tipo humilde que no hace alarde de humildad. Al contrario, se siente ya un ciclista aspirante a todo”, resume el diario sobre la actitud del bogotano que tiene como meta estar en el podio de La Vuelta.

Para El País, Chaves representa muy bien lo que es su equipo el Orica, un grupo diferente a los demás, que como dice su director técnico, Neil Stephens, “no se toman tan en serio estas cosas”.

Incluso, según el entrenador, durante La Vuelta han tenido tiempo para ir a la playa, jugar en el agua y hasta tomar unas cervezas mientras discutían la estrategia para las próximas pruebas.

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