El temerario deportista de 43 años, equipado con un traje especialmente diseñado para cortar el viento, subió a lo más alto de la pendiente, unos 4.000 metros, se concentró al máximo, recordó los esfuerzos de los últimos dos años de entrenamientos y se lanzó a la aventura.

Su corazón, que no sabía a lo que se enfrentaba, aunque la sensación le fuera familiar, marcó 170 pulsaciones por minuto. Finalmente su destino se selló luego de recorrer poco más de un kilómetro en solo 11 segundos, que seguro para él parecieron una eternidad.

¡Lo logró! Récord mundial de la modalidad gracias a la velocidad de 167,6 km/h que alcanzó en las secas tierras chilenas.

“Estoy, otra vez en una montaña sin nombre en medio del desierto. Es difícil porque todo es rocoso suelto y suelto al principio. Fue un tiempo muy largo y una vez ahí de pie, sentí ganas de llorar al principio. Fue muy divertido”, dijo Stöckl a Redbull, su principal patrocinador.

“Cuando logras una velocidad de 160 km/hr, cada kilómetro logrado representa un enorme esfuerzo. Para que se puedan hacer una idea, es como sacar una mano fuera de un auto que está a 150 km/h. Esta fuerza tiene un gran impacto en la bicicleta y en el cuerpo entero. A pesar de sentirme bien hoy, físicamente debo seguir entrenando y ¡mejorar mis condiciones!”, añadió el austríaco que sostuvo que su bicicleta es normal, de máxima calidad, pero no tiene ninguna parte que no se pueda comprar en una tienda especializada.

El récord fue alcanzado el pasado 13 de diciembre, pero hasta ahora se revelan las imágenes de la impresionante hazaña.

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Seguimiento fotográfico de la hazaña de Markus ‘Max’ Stöckl / Foto: Red Bull

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