Masaje en Cartagena acabó en pelea: turista se quejó por los precios y se fue a los golpes

Un nuevo caso de intolerancia ha quedado registrado en video en una de las playas más concurridas de Cartagena. Esta vez, el incidente ocurrió en Bocagrande, donde una discusión entre una masajista y una turista terminó en una pelea a golpes frente a decenas de testigos que no intervinieron en el altercado.

Según relataron algunas personas presentes, la confrontación se habría originado por un masaje que inicialmente fue ofrecido como una “prueba” gratuita, pero que luego fue cobrado.

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La turista, de quien no se conoce identidad, expresó su inconformidad con el cobro, lo que desencadenó una discusión verbal que rápidamente escaló hasta convertirse en una pelea física.

En los videos difundidos en redes sociales se puede ver cómo ambas mujeres se agreden con puños y manotazos, mientras varios visitantes observan sin intervenir. En un momento del clip, la masajista se retira tras recibir un golpe, pero la turista continúa gesticulando, invitando a que la pelea continúe.

Hasta el momento no hay claridad sobre si alguna autoridad intervino ni si se impusieron sanciones por alterar el orden público. Tampoco se ha pronunciado la Alcaldía de Cartagena ni la Policía Metropolitana frente al incidente.

El episodio ha reavivado la preocupación de residentes y turistas sobre la falta de presencia policial y control en zonas de alta afluencia. En días recientes también circuló en redes un video donde dos hombres, armados con cuchillos, protagonizaban una riña en plena vía pública de la ciudad.

Estos eventos han causado debate entre internautas, quienes cuestionan la ausencia de medidas preventivas por parte de las autoridades locales.

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Frente a los crecientes casos de altercados en espacios públicos, ciudadanos piden que se refuerce la presencia institucional, especialmente en las zonas de playa, donde los conflictos entre prestadores de servicios turísticos informales y visitantes se han vuelto cada vez más frecuentes.

La situación pone en evidencia la necesidad urgente de regulación y vigilancia constante para proteger tanto a turistas como a trabajadores y garantizar que Cartagena se mantenga como un destino seguro y atractivo.