2018: un año para ser mejores personas
Por último, está la capacidad que tengamos para dominar nuestra mente, nuestros pensamientos y no al contrario. Si logramos ese estado de tranquilidad habremos llegado a un estado increíble en donde todo lo que soñemos lo podremos lograr.
Luego de la época decembrina, tradicionalmente enmarcada por los excesos y la alegría desbordada, llega un año nuevo cargado de promesas y expectativas que se van diluyendo con el pasar de los días. Estas, por lo general, están enfocadas en mejorar nuestro exterior, nuestra apariencia para lucir y agradar a los demás, situación que nos pone a pensar más en ellos que en nosotros mismos.
No puedo negar que en la alborada del primero de enero tuve sentimientos encontrados, anhelos y visiones sobre lo que debería hacer para ser un mejor ser humano, una mejor persona. No obstante, al hacer una reflexión sobre ello, me llevé una gran sorpresa: el 90% del tiempo o tal vez un poco más, estaba en función de los demás y por esa razón no estaba dirigiendo los esfuerzos hacia lo más importante: enfocarme en mí mismo y en mis propios actos, para sentirme tranquilo conmigo mismo.
Seguramente, allí estaría la clave para ser un mejor ser humano; esto no es otra cosa que actuar acorde con mis principios y llevar todos esos buenos pensamientos a la práctica, más allá del discurso recalentado con el que uno mismo se engaña.
Luego, al tratar de hacer una revisión de mi entorno y de todo lo que este significaba, llegué a una conclusión: o pienso más en mí mismo o veré pasar la vida sin actuar y sin lograr aquellas cosas que realmente quiero. Con esta columna quiero dejar una serie de reflexiones e inquietudes, para que empecemos a conectarnos más con nosotros y sacar lo mejor de sí mismos, sin importar lo que digan o pienses las otras personas.
– Sonría: No se trata de hacerlo por hacerlo. Se trata de entregar una sonrisa sincera; un acto tan sencillo pero que a la vez nos cuesta tanto, del cual no alcanzamos a dimensionar lo que podría representar para otra persona. Dicen que la sonrisa es “el reflejo del alma”, entonces si usted sonríe tal vez se convierta en ejemplo de felicidad y buena energía para otros. Pero recuerde, no se trata de agradar por agradar, sino de hacerlo con una convicción real del aporte que esto puede tener en los demás.
– Coma bien: Esto tal vez es lo más difícil de hacer. Pero, seguramente, lo que mayores satisfacciones podría traernos de cara al futuro. Una vez empezamos a incorporar alimentos saludables nuestro cuerpo lo nota y nuestra mente también. Los vegetales, batidos de frutas, semillas, entre otros hábitos alimenticios sanos, no deberían ser un asunto de moda sino convertirse es un estilo de vida a largo plazo. Estos no solo nos ayudan a prevenir enfermedades, sino a incrementar la energía e incluso a estar más claros en nuestros pensamientos para tomar mejores decisiones.
– Haga ejercicio: Mi trabajo es sedentario como seguramente el de muchos que tenemos que desempeñarnos al interior de cuatro paredes en una oficina. Por ello, cuando tengo algún momento libre trato de utilizarlo para moverme, sin importar en donde esté, es un acto de pura y simple convicción. Trotar es una excelente opción y no hay excusa para no hacerlo, por eso lo recomiendo a ojo cerrado.
Empezar por 20 minutos diarios, como lo hice yo hace algunos años, puede llevarte a correr medias maratones, y sin necesidad de pagar mensualidades caras, comprar equipos engorrosos o amarrarse a suscripciones de largo plazo. Todo lo que uno quiere lograr está en la mente y de allí es de donde debemos sacar estos pensamientos para hacerlos realidad.
Por último, pero no menos importante, está la capacidad que tengamos para dominar nuestra mente, nuestros pensamientos y no al contrario. Si logramos ese estado de tranquilidad habremos llegado a un punto increíble en donde todo lo que soñemos lo podremos lograr. Nuestra mente es muy dispersa y sede fácilmente a las tentaciones, esto es algo innato del ser humano que no estaría mal revisar de cara al futuro cercano, sobre todo si somos conscientes de lo que necesitamos mejorar para cambiar esa realidad.
No olvidemos que el control de nuestros pensamientos y el dominio de la mente son asuntos de pura convicción, así como el propósito de lograr lo que queremos sin pasar por encima de los demás. Este tipo de actos, que solo dependen de nuestra capacidad y compromiso con nosotros mismos, son los que realmente nos llevarán a ser unas mejores personas.
*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.
Temas Relacionados:
Recomendados en Vivir Bien
Te puede interesar
Sigue leyendo