Disfrutemos el último Mundial por televisión

Poco hablamos sobre los que hizo Disney con el súper clásico argentino. En el continente americano, sólo los que tienen suscripción al servicio de streaming pudieron ver el River-Boca en vivo y en directo. Los que estábamos esperando poder verlo por ESPN nos quedamos viendo un chispero.

A pesar de que los derechos de transmisión internacional del fútbol argentino son propiedad de Disney y que podían transmitir por sus señales abiertas para la televisión, el todopoderoso Mickey decidió mostrar el cinturón y recordarnos que ellos son los dueños de casi todos los contenidos en vivo.

La pregunta que me quedó del episodio súper clásico argentino fue ¿qué habrán dicho las marcas que pautaron para llegarle a la mayor cantidad de gente posible con sus productos y servicios? Por ejemplo, esas casas de apuestas digitales (que son un tema muy espinoso para el fútbol) ¿no habrán dicho nada? Porque se perdieron la oportunidad de llegarle por lo menos a un millón de televidentes.

Es que la transición obligada de la televisión al streaming no es tan idílica. Mucho menos en el mercado latinoamericano. La decisión de Disney de cerrar sus eventos en vivo sólo para los que estén suscritos a la plataforma de streaming, por ahora, no ha tenido mayor oposición. Pero ¿los que pautan no habrán perdido algo de platica con esa inversión? ¿Y los operadores qué?

Tengo la tesis de que el fútbol se está convirtiendo en un deporte de nicho. Cada vez menos usuarios consumen contenidos de fútbol. Al menos en lo que se refiere al fútbol de clubes. Las cifras están ahí. Los ratings de cada domingo están bajando -peor con el modelo de pague por ver que se impone en nuestras latitudes–. Ni hablar de la cantidad de gente que va al estadio: los mismos 7.000 de siempre.

Sin embargo, esta tesis que tengo puede controvertirse seriamente con el fútbol de selecciones nacionales. Que industria poderosa es el fútbol de selecciones. Solamente el sorteo del Mundial fue visto por más usuarios que cualquier otro evento deportivo en vivo en lo que va de 2022. Sólo se podría comparar con el Super Bowl de los americanos.

Precisamente, Disney ha invertido para comprar los derechos de transmisión de las fases clasificatorias de Europa, Centroamérica y África. Toda una novedad para nuestro mercado tener acceso, por ejemplo, a las eliminatorias africanas. Eso vuelve a mostrar que los amigos del ratón Mouse saben dónde están los huevos de oro.

El fútbol de selecciones se está volviendo más atractivo que el de clubes. Hasta por cuestiones geopolíticas. El caso es que las confederaciones están viendo un nuevo ingreso por los derechos de transmisión internacional de su competencia. Y ya vimos que la apuesta de los todopoderosos del streaming es empujarnos a sus plataformas.

La conclusión de todo esto es que, muy posiblemente, este Mundial de 2022 sea el último que podamos ver por televisión abierta o por suscripción. La FIFA pondrá en el mercado los derechos y exclusividades para transmitir las próximas citas orbitales: y todo apunta que será streaming o desconexión.

La era del streaming obligado se vine. Y no mañana, pasado. Es ya. O tienes suscripción al streaming o simplemente olvidese de ver eventos en vivo. Se viene una andanada de restricciones. Seguramente tendremos amargas noticias los que somos aficionados del ciclismo. Y así. Disfrutemos lo poquito que le queda a la libertad de ver televisión abierta.

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.