San José del Fragua, otro municipio que deja la guerra atrás con emprendimiento ecológico

San José del Fragua es un municipio con más de 15.000 habitantes, ubicado a unos 54 kilómetros de Florencia (capital del Caquetá), zona donde mucho tiempo estuvieron los grupos armados ilegales.

Alexánder Soto, guía turístico, señala que la población era corredor de los grupos armados ilegales que hostigaban a la comunidad. Sin embargo, con el paso del tiempo y algunas mejoras en la seguridad, en ese punto ahora se puede transitar con seguridad.

En ese sentido, Nubia Sánchez, propietaria del hospedaje Villa Paola, le contó a Pulzo que ella tuvo que sufrir la violencia con los paramilitares. Ellos, junto a otros grupos armados, se hicieron dueños del municipio.

“Mantenían en las cantinas, en las discotecas, en todas partes y todos estábamos aterrorizados porque empezaron a matar mucha gente”, detalló.

Era tal el yugo de las organizaciones armadas ilegales que Soto recuerda que los pobladores de San José del Fragua ni siquiera conocían su propio territorio, en gran parte, porque los jóvenes podían ser reclutados.

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No obstante, señala el guía turístico, cuando llegaron los diálogos de paz, se dieron cuenta de la riqueza natural a la que tenían acceso, vital para el desarrollo del turismo.

Así pues, esa actividad se convirtió en otro pilar de la economía del municipio, pues es potencia en turismo de aventura, creando nuevos emprendimientos. 

Tourventura —una agencia operadora de San José del Fragua que articula experiencias de aventura, ecoturismo y turismo comunitario en el
municipio— es otro ejemplo de cómo se puede dar una oportunidad de ingresos sostenibles a los jóvenes.

Desde allí, se busca cambiar la imagen de un territorio golpeado por el conflicto por el de una zona que está en paz y que crea posibilidades gracias a los emprendimientos, capacitados por varios proyectos de Usaid. 

Y es que dentro de las iniciativas productivas se han empleado a muchas mujeres cabezas de familia y a desmovilizados de los grupos armados que ahora ayudan a que el Caquetá deje atrás la imagen como un territorio de constante conflicto.