Red de robo de autos en Bogotá: el “plan candado” y la polémica del uso de menores en delitos
El Espectador es el periódico más antiguo del país, fundado el 22 de marzo de 1887 y, bajo la dirección de Fidel Cano, es considerado uno de los periódicos más serios y profesionales por su independencia, credibilidad y objetividad.
Visitar sitioCaptura de una banda criminal en Fontibón revela nuevas tácticas de hurto de vehículos y alerta sobre el papel de menores.
La reciente captura en flagrancia de dos delincuentes, uno adulto y un menor de edad, por el hurto de una camioneta en la localidad de Fontibón, Bogotá, pone en evidencia la compleja dinámica del robo de vehículos en la capital colombiana. Según la Policía Metropolitana de Bogotá, los detenidos abordaron violentamente al propietario, amenazándolo con un arma de fuego y emprendieron la fuga en una camioneta BMW que había sido robada el mes anterior. Este caso ilustra cómo las redes criminales dedicadas al hurto automotor operan de manera sistemática, empleando tácticas como la modificación de placas para eludir la identificación y los controles de las autoridades, una situación que ha sido reiterada en reportes de El Espectador.
Este fenómeno no se limita a un hecho aislado, sino que forma parte de un entramado criminal que afecta diversos ámbitos: desde la seguridad ciudadana hasta el funcionamiento de economías informales alimentadas por la venta de autopartes y vehículos ilegales. De acuerdo con datos del Observatorio de Seguridad y Convivencia de Bogotá, el sector de Fontibón ha registrado una reducción del 15% en hurtos de vehículos durante 2025 en comparación con el año anterior, lo cual equivale a 14 casos menos. Sin embargo, las autoridades advierten que esta disminución no implica la erradicación del problema, ya que persisten nuevas modalidades y una mayor sofisticación en las operaciones de los grupos delincuenciales.
El uso de vehículos robados con placas adulteradas constituye una estrategia frecuente y efectiva que complica la labor de la Policía. Expertos en criminología entrevistados por El Tiempo, como el Dr. Luis Martínez, señalan que estas prácticas facilitan la circulación ilegal por diferentes zonas urbanas y están respaldadas por redes delictivas con conocimientos técnicos avanzados. Tal adaptabilidad exige respuestas policiales e investigaciones más especializadas para detectar no solo a los perpetradores inmediatos, sino también a quienes lideran y financian estas organizaciones.
Otro aspecto preocupante es la implicación de menores de edad en estos delitos, una tendencia resaltada en un estudio reciente del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF). El reporte evidencia que muchos jóvenes reinciden en actividades delictivas como el robo de automotores, lo cual sugiere carencias en las estrategias de resocialización existentes y la urgencia de intervenir sobre factores como la pobreza, el desempleo juvenil y la vulnerabilidad social.
En cuanto a la respuesta policial, la detención fue resultado de la coordinación y la rápida ejecución del "plan candado", un dispositivo que permite cerrar rutas de escape y mejorar la capacidad operativa ante situaciones de emergencia. Voceros de la Policía Metropolitana, citados por El Espectador, destacan también el fortalecimiento de patrullajes e inteligencia estratégica, lo que ha permitido recuperar más de 22 vehículos robados solo en Fontibón este año, señalando así ciertos avances en la lucha contra el crimen organizado.
Mirando hacia el futuro, la consolidación de políticas efectivas dependerá del fortalecimiento de la colaboración entre la ciudadanía, las autoridades y el sistema judicial, así como de la integración de nuevas figuras de vigilancia, como los denominados "Gestores del Orden", quienes empezarán a patrullar a partir de diciembre, según adelantó El Espectador. Este recurso busca innovar en la prevención y ofrecer una visión complementaria al tradicional esquema policial, enfocado tanto en el control como en la mejora de la percepción de seguridad en la ciudad.
En resumen, el caso de Fontibón evidencia avances en la persecución del hurto automotor, pero también subraya la necesidad de acciones integrales y coordinadas que atiendan tanto los síntomas como las raíces estructurales de este fenómeno que impacta la seguridad y la vida cotidiana de Bogotá.
¿Qué es el “plan candado” y cómo funciona?
El “plan candado” es una táctica operativa empleada por la Policía Metropolitana en situaciones de persecución o flagrancia delictiva. Implica el cierre de vías estratégicas o rutas de escape en determinada zona, con la coordinación de varias unidades policiales. Así, se dificultan las posibilidades de fuga de los sospechosos, permitiendo una respuesta oportuna en el terreno.
Este procedimiento cobra especial importancia en robos de vehículos, pues brinda mayor margen para la recuperación de los automotores hurtados y minimiza los riesgos tanto para las víctimas como para los agentes y transeúntes, fortaleciendo la eficacia de la labor policial en Bogotá.
¿Por qué es tan frecuente el uso de menores en delitos de hurto?
El involucramiento de jóvenes en redes delictivas responde a contextos sociales de vulnerabilidad, como advierte el ICBF en sus informes. Factores como la falta de acceso a oportunidades educativas y laborales, así como la inestabilidad de los entornos familiares, favorecen que menores de edad sean cooptados por organizaciones dedicadas al hurto.
Esta recurrencia plantea interrogantes sobre la efectividad de las políticas de prevención y resocialización vigentes, evidenciando la necesidad de redoblar los esfuerzos enfocados en la protección, la restitución de derechos y el acceso a programas de apoyo integral para jóvenes en riesgo.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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