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La cantante de vallenato aseguró que tuvo que tomar decisiones porque su entorno la estaba llevando a situaciones incómodas.
Ana del Castillo se ha consolidado como una de las voces femeninas más influyentes del vallenato contemporáneo. Originaria de Valledupar, a lo largo de su ascendente carrera, ha enfrentado críticas y desafíos, pero ha sabido reinventarse y posicionarse como un referente de la nueva generación del vallenato.
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En los últimos años, la cantante de éxitos como ‘La cachera’, ‘El yoyó’, ‘Ya es mío’ y ‘Te quiero igual que ayer’, ha experimentado un cambio profundo que ha impactado tanto su vida personal como su carrera artística. Dejó atrás una etapa de excesos y fiestas para adoptar un estilo de vida más disciplinado, centrado en el bienestar físico y emocional.
Antes de esta transformación, su rutina giraba en torno a la parranda, con jornadas de fiesta interminables y un consumo constante de alcohol. El ambiente del vallenato, donde la celebración es parte del día a día, la mantenía atrapada en un ciclo difícil de romper.
Sin embargo, hace más de dos años, tomó una decisión radical: alejarse de ese estilo de vida y comprometerse con la disciplina y el ejercicio. En una entrevista con la revista Vea, confesó que nunca imaginó dejar el alcohol por completo, pero su determinación la llevó a lograrlo.
“No esperaba dejar de tomar. Bebía mucho. Llegué a estar cinco días sin descanso, cuatro de ellos tomando. En el vallenato, el licor está presente incluso en los momentos de reposo, así que no existía una verdadera pausa. Un día pensé: ‘Nunca podré ser una persona que entrena, que disfruta el ejercicio’. Pero me comprometí con la disciplina y llevo más de dos años y medio sin probar alcohol”, relató.
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Este cambio no solo implicó modificar sus hábitos, sino también enfrentar obstáculos emocionales.
“El primer año fue duro, incluso llegué a sentirme deprimida. Cambié mi círculo de amistades, aunque muchos de mis amigos seguían en el mismo ambiente”, comentó la artista.
La presión del público también fue un factor determinante en su proceso. Sus seguidores anhelaban nuevas canciones originales, lo que la motivó a enfocarse en su carrera musical con mayor entrega.
“Tuve un año de ‘detox’ en el que me sumergí en la música. La gente decía: ‘Ana, saca un álbum, todos te estamos esperando, no más covers’. Eso me hizo darme cuenta de que debía madurar, aunque aún me queda camino por recorrer”, reconoció.
Al principio, asistir a fiestas sin beber fue un reto, pero con el tiempo, aprendió a disfrutar de esos momentos sin sentir la necesidad de consumir alcohol.
“Al inicio, si veía una botella en una parranda, prefería irme para evitar la tentación. Me tomó un año acostumbrarme hasta que pude estar con amigos que bebían sin sentir ansiedad por tomar. Fue un proceso impresionante”, concluyó.
Hoy, Ana del Castillo continúa firme en su evolución personal y profesional, demostrando que el cambio es posible con determinación y enfoque.
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