Actriz reveló cómo superó la anomalía física por la que sufrió matoneo

La joven colombiana Viviana Santos nació con la pierna derecha más corta y delgada que la otra, contó a La Red.

A sus 7 años, la actriz, conocida por su papel de Ágata en ‘Isa TKM’, de Nickelodeon, y de Mary en ‘Mentiras perfectas’, de Caracol Televisión, se sometió a una cirugía que igualaría sus extremidades inferiores, que tenían una diferencia de 3 centímetros de largo.

Nací con una pierna más pequeña que la otra, con la derecha. También, mi pie derecho es más chiquito que el izquierdo, dos tallas. También, me faltaba un dedito, el dedo del pie derecho”.

Viviana Santos.

A la joven le pusieron un tutor con 3 tornillos en la pierna. “Eso lo van apretando, va creciendo cartílago y te va estirando el hueso y la pierna”, detalló.

Para recuperarse, la actriz tuvo que soportar el tutor por 6 meses, lo que le produjo dolores intensos, y caminar con ayuda de unas muletas. Por fortuna, indicó el programa, sus padres la apoyaron durante todo el proceso.

Mi mamá fue la persona que más estuvo a mi lado, porque yo vivía con ella, y fue muy doloroso para ella. Imagínate uno viendo a su niña chiquita llorando todos los días porque el dolor es insoportable. Porque no puedes hacer casi nada. También, por las burlas del colegio”.

Viviana Santos.

En esa época, debido al aparato, en el colegio le hacían matoneo, que causó que se acomplejara. “Se burlaban de mí, me decían ‘patichueca’. Mi mejor amiga me decía que yo manipulaba a mi otra amiga porque ella me llevaba la bandeja del almuerzo. Era como ‘¿no te das cuenta que no la puedo cargar porque estoy cargando las muletas?’”, manifestó.

Pero cuando visitó a su padre en Panamá, durante unas vacaciones, su vida cambió:

“Mi papá vive en Panamá. Llegué con muletas y él, un día, me las escondió. Y yo como, ‘¿cómo quieres que camine? No puedo caminar, realmente’. Porque a uno le da pánico. Imagínate uno con eso enterrado en la pierna. Y el ‘ah, bueno, pues entonces no camina, porque las muletas ya no están’”.

“Cuando me devolví (a Colombia), eso fue como en diciembre, regresé saltando lazo, con el aparato”.

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Santos dejó de utilizar las muletas y le quedó una cicatriz en la pierna, que en un principio le generaba vergüenza. Por esa razón, no se ponía faldas. Sin embargo, aprendió a aceptarse tal y como es.

Ahora, hasta bromea sobre la difícil situación que vivió:

“Hasta hace poco dije ‘ay, no, vale tres’. O sea, todos tenemos cosas. Es estar fresco con eso y más bien presentarse así desde el principio: ‘Hola, soy Viviana Santos y tengo esto, lo otro, soy así, así, así. ¿Te gusta? Bien. ¿No te gusta? También, perfecto”.

“Siempre me pasa que me miran la cicatriz y me dicen ‘ay, ¿a ti que te pasó?’ Y yo, ‘no, que estaba en un banco y entraron unos tipos (y me dieron) unos balazos’. Me puedo inventar un cuento diferente cada vez y después les digo la verdad”.