Colombia enfrenta un reto digital: 89.000 vacantes tech sin cubrir y el auge del trabajo remoto redefinen el empleo

La acelerada transformación digital ha redefinido el panorama laboral en Colombia, abriendo la puerta a una amplia gama de empleos remotos, especialmente en la industria tecnológica. Según el Estudio de Empleabilidad y Talento Digital en Colombia 2025, elaborado por Fedesoft y el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MinTIC), el país se encuentra en un punto crucial: aunque la oferta de vacantes tecnológicas no deja de aumentar, la preparación de los profesionales no avanza al mismo ritmo, lo cual crea una brecha preocupante en el sector.

El informe, con base en el análisis de más de 800 millones de datos relacionados con oferta, demanda y educación, prevé que en 2026 existirán alrededor de 85.000 vacantes sin cubrir, incrementándose a más de 89.000 entre 2029 y 2030. Esta diferencia significativa pone en evidencia una necesidad urgente de talento digital, que no solo afecta a empresas tecnológicas, sino también a otros sectores tradicionales que hoy exigen conocimientos avanzados en tecnología. Como indicó Ximena Duque, presidenta ejecutiva de Fedesoft, se estima que la demanda total de talento en los próximos cinco años será de unas 498.000 personas, resaltando la importancia de fortalecer tanto las habilidades técnicas como las blandas.

Otro aspecto relevante identificado por el estudio es el crecimiento del empleo remoto: el 28,6% de las más de 120.000 vacantes en tecnología actualmente disponibles corresponde a modalidades de trabajo a distancia. Esto contribuye a descentralizar las oportunidades laborales, permitiendo que profesionales de regiones apartadas puedan acceder a empleos antes reservados a quienes vivían en grandes ciudades. Bogotá concentra el 45% de la demanda, seguida por Antioquia, Valle del Cauca, Atlántico y Cundinamarca, aunque departamentos como Tolima, Santander, Risaralda y Bolívar también experimentan un dinamismo notorio gracias al crecimiento de startups y nuevas empresas de base tecnológica.

En cuanto a los perfiles más solicitados, el análisis señala que la mitad de las empresas priorizan conocimientos en data y analítica, impulsados por la inteligencia artificial y la gestión de grandes volúmenes de información. Le siguen competencias en machine learning, marketing digital, cloud computing y ciberseguridad, áreas que reflejan la evolución tecnológica del país. La adopción de servicios en la nube ya supera el 70%, provocando una demanda significativa de expertos en esa rama tecnológica. Asimismo, se valoran perfiles en desarrollo “full stack”, DevOps y diseño de interfaces de usuario (UI).

Sin embargo, el valor de las habilidades técnicas va acompañado de competencias blandas, como la comunicación, el trabajo en equipo, la gestión del tiempo y el pensamiento analítico. Estas cualidades se consideran cruciales para la inserción y la permanencia laboral en el sector.

Por último, el estudio destaca la imperiosa necesidad de actualizar los planes de estudio y adaptar la formación académica para responder realmente a las exigencias del mercado, incluyendo más prácticas profesionales y vínculos directos con el sector productivo. Tanto las universidades como las empresas reconocen la urgencia de modernizar sus programas, aunque persisten barreras administrativas y normativas que dificultan este avance. El consenso apunta a fortalecer las alianzas entre gobierno, academia e industria para anticipar las cambiantes necesidades del ecosistema digital colombiano.

Así, Colombia se encuentra ante un doble reto: aprovechar el auge y las ventajas del trabajo remoto y las nuevas oportunidades regionales, y al mismo tiempo cerrar la brecha de talento mediante una formación integral que combine capacidades técnicas y habilidades humanas.

¿Qué son las habilidades blandas y por qué son vitales para la industria tecnológica?
Las habilidades blandas comprenden aptitudes personales y sociales como la comunicación efectiva, el trabajo en equipo, la gestión del tiempo, la adaptación al cambio y el pensamiento crítico. Si bien las capacidades técnicas son indispensables para las labores tecnológicas, las empresas valoran cada vez más la combinación de las dos dimensiones.

Esta preferencia emerge porque, en contextos de cambio constante y equipos multidisciplinarios, tener empleados con destrezas blandas asegura mayor eficiencia, innovación y adaptación. En consecuencia, no basta con dominar lenguajes de programación o manejar datos; también se requiere la habilidad de resolver problemas, colaborar y liderar, para contribuir al desarrollo sostenible y competitivo del sector.