Eje Cafetero en peligro: baja natalidad y migración vacían sus escuelas y amenazan el futuro regional

Economía
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La drástica caída de la natalidad en el Eje Cafetero anticipa una transformación económica y social sin precedentes.

El Eje Cafetero colombiano —compuesto por los departamentos de Caldas, Risaralda y Quindío— enfrenta una crisis demográfica que amenaza con transformar de manera radical su tejido social, económico y productivo en las próximas décadas. De acuerdo con datos oficiales del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) y el análisis del Observatorio Económico y Social de Armenia, el porcentaje de niños entre 0 y 14 años, actualmente en 16 %, podría reducirse a solo 10 % en los próximos veinte años. Esta inminente disminución de la población joven inquieta a las autoridades y a sectores productivos, quienes ven comprometidos el relevo generacional, la sostenibilidad laboral y los sistemas públicos de salud y pensiones.

La raíz de esta problemática se remonta a finales del siglo XX, cuando el Eje Cafetero experimentó una salida masiva de jóvenes hacia el exterior, especialmente a Estados Unidos y Europa. Esta migración, impulsada por la crisis económica y la escasez de oportunidades locales, abrió vacíos generacionales que hoy se traducen en baja natalidad y envejecimiento acelerado. Juan Carlos Vásquez, coordinador del observatorio local, señala que Colombia muestra una tasa de fecundidad de apenas 1,1 hijos por mujer en 2024, muy por debajo del nivel de reemplazo poblacional estimado en 2,1 hijos, siendo el Eje Cafetero una de las regiones donde más se exacerba esta tendencia según el DANE.

Las consecuencias de este cambio demográfico son profundas. El sector cafetero, emblema económico de la zona, depende cada vez más de mano de obra de otras regiones ante la falta de relevo rural, amenazando la sostenibilidad a largo plazo de su modelo productivo. Simultáneamente, los sistemas de salud y pensiones enfrentan el desafío de sostener a una población envejecida con una base contributiva cada vez menor, según economistas de la región. Además, se prevé el cierre o fusión de escuelas por la disminución infantil, lo que impactaría negativamente la cobertura y calidad educativa, especialmente en comunidades rurales.

La menor proporción de jóvenes compromete la innovación, el consumo y el crecimiento económico local. Expertos del sector y organismos de planeación alertan que esto puede obstaculizar la adaptación regional a nuevas industrias como la economía verde y el turismo, consideradas esenciales para diversificar la economía. El fenómeno no es exclusivo del Eje Cafetero; el Banco Mundial y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) advierten que países con natalidad en descenso viven similares desafíos, aunque en esta región la velocidad y gravedad del proceso se acentúan por factores socioeconómicos propios, como la emigración juvenil no compensada por políticas de retención e incentivos adecuados.

Frente a esta coyuntura, autoridades locales y expertos multilaterales coinciden en la necesidad de una respuesta coordinada. Entre las propuestas destacan subsidios a las familias, mejores condiciones educativas y sanitarias, y políticas laborales flexibles para jóvenes padres. También se prioriza la promoción de opciones educativas y laborales que motiven a los jóvenes a quedarse, especialmente en campos emergentes. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) subraya la importancia de estrategias que incluyan el retorno de migrantes calificados, haciendo de la diáspora un motor de innovación e inversión local. Un abordaje multisectorial y concertado, liderado por el Estado, sector privado y academia, resulta indispensable para revertir la tendencia advertida y defender el desarrollo y la identidad cafetera.

¿Qué significa el nivel de reemplazo poblacional y por qué es importante? Este término es esencial para comprender la gravedad de la crisis demográfica en el Eje Cafetero. El nivel de reemplazo poblacional se refiere al número promedio de hijos que una mujer debe tener para mantener estable el tamaño de la población en una sociedad. Según datos citados por el DANE, este valor está alrededor de 2,1 hijos por mujer. Si la tasa desciende significativamente, como ocurre actualmente en la región, la población tiende a disminuir y envejecer, generando desafíos para los sistemas de pensiones, salud y la continuidad del desarrollo económico local.

¿Cuáles son las posibles consecuencias para el sector educativo ante la baja natalidad? La reducción sostenida de la población infantil implica retos importantes para la educación regional. De acuerdo con el texto, menos estudiantes podrían llevar a fusionar o cerrar escuelas, especialmente en zonas rurales, lo que afectaría tanto la cobertura como la calidad formativa. Esta situación impacta la equidad, dificulta el acceso a oportunidades educativas para los jóvenes y, a largo plazo, limita la formación del capital humano necesario para el desarrollo y la innovación en sectores estratégicos de la región.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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