Millonaria inyección de recursos busca rescatar a la Subred Centro Oriente ante grave crisis financiera

La Subred Integrada de Servicios de Salud Centro Oriente de Bogotá atraviesa un complejo momento financiero después de más de quince meses bajo la intervención administrativa de la Superintendencia Nacional de Salud (Supersalud). La red, que agrupa cinco hospitales y catorce centros de salud, presentó un reporte que alerta sobre su delicada situación económica y obliga a ejecutar un plan de “saneamiento financiero” dirigido por la gerencia recientemente designada.

En palabras de la gerente Ana María Cobos, reveladas durante la exposición de los resultados del diagnóstico institucional, la subred enfrenta una pérdida patrimonial equivalente al 26 % y un déficit superior a COP 51.000 millones, resultado de anteriores periodos de administración. Según Cobos, “esto aumentó las cuentas por pagar de la entidad, lo que generó que no hay equilibrio entre el ingreso y el gasto. Estamos en una situación compleja para equilibrar la operación.” Además, describió cómo el equipo de más de cinco mil colaboradores de la salud se encuentra desmotivado tras seis años marcados por una gestión deficiente.

De acuerdo con el balance presentado, uno de los factores determinantes para el deterioro fue el aumento constante en los contratos de bienes y servicios, circunstancia que desarticuló por completo la relación entre ingresos y gastos. A este panorama se agregó la ausencia de trazabilidad, o seguimiento claro, en los registros contables y administrativos, lo que dificultó enormemente la toma de decisiones acertadas y documentadas durante años. Esta falta de información verificable agravó la situación y dejó a la subred en una posición muy vulnerable.

Ante esta coyuntura, la administración distrital —a través de la Alcaldía Mayor de Bogotá y la Secretaría Distrital de Salud— implementó un proceso de saneamiento financiero. Uno de los primeros pasos fue la entrega de recursos superiores a COP 110.000 millones para recuperar la viabilidad de la entidad. En agosto, se destinaron COP 19.300 millones a la operación cotidiana; en noviembre, COP 54.000 millones saldaron deudas de larga data; y a esto se sumaron COP 10.000 millones dirigidos a la modernización tecnológica.

Además, se encuentran en trámite desembolsos adicionales por cerca de COP 30.000 millones, esenciales para subsanar brechas presupuestales y garantizar el pago oportuno tanto al personal de salud como a los acreedores. Este plan financiero busca estabilizar la institución y prepararla para la transformación necesaria.

Mirando hacia el futuro, la administración plantea un proyecto para los próximos 27 meses enfocado en cambiar la cultura interna, fortalecer el liderazgo y aumentar la eficiencia operativa. El propósito principal es que los usuarios experimenten mejoras palpables en la calidad y la humanización del servicio. Según lo anunciado, las acciones se enmarcarán en un enfoque de austeridad y optimización del gasto público, priorizando la inversión en tecnología y en el mantenimiento preventivo de las instalaciones hospitalarias.

La meta final, indicada por la gerente Cobos, es consolidar una red de atención que responda efectivamente a las condiciones de vulnerabilidad de las seis localidades que integran la subred, avanzando hacia un modelo hospitalario sostenible y mejor articulado con las necesidades del distrito.

¿Qué significa “saneamiento financiero” en el contexto hospitalario?

La expresión “saneamiento financiero” se refiere a una serie de acciones diseñadas para restablecer la estabilidad económica de una institución. En el caso de la Subred Integrada de Servicios de Salud Centro Oriente, según lo expuesto por las autoridades distritales, esto implica equilibrar ingresos y gastos, saldar deudas acumuladas y mejorar la gestión para asegurar una operación sostenible en el tiempo. Su relevancia radica en que, si las instituciones de salud públicas no logran ordenar sus finanzas, no pueden garantizar servicios de calidad ni responder a las necesidades de la población.

La aplicación de estas estrategias resulta esencial para evitar el colapso de la infraestructura hospitalaria, garantizar el pago justo al talento humano y mantener la continuidad en la atención médica. Así, el saneamiento financiero se convierte en la base sobre la cual se pueden edificar mejoras reales en el servicio y promover la confianza de la ciudadanía en el sistema de salud pública.