¿Multa o escoba? Bogotá impondrá servicio social a quienes ensucien la ciudad: así será la nueva sanción

La acumulación de basura en el espacio público de Bogotá ha aumentado significativamente, generando preocupación entre autoridades y ciudadanos. Frente a este desafío, la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (UAESP) anunció una nueva estrategia: imponer el servicio social obligatorio como sanción para quienes vulneren las normas de aseo. Esta medida busca que las personas responsables de infracciones contribuyan a la limpieza y recuperación de zonas afectadas, promoviendo una relación más directa entre la sanción y el bienestar de la ciudad.

Durante diciembre, la situación se agravó particularmente en la Plaza de la Mariposa, donde la cantidad de residuos creció casi un 50 %, pasando de 30 a 45 toneladas diarias en tan solo un mes. El distrito reaccionó intensificando la recolección, implementando tres recorridos diarios y conformando grupos especiales, conocidos como “caza-regueros”, para intervenir en los puntos más críticos. El alcalde Galán afirmó que las labores de limpieza no son suficientes y que es imperativo sancionar a quienes persisten en las prácticas indebidas.

De acuerdo con información de El Espectador, durante 2025 la administración ha llevado a cabo más de 1.700 intervenciones en áreas problemáticas y ha impuesto alrededor de 2.000 sanciones por el manejo inadecuado de desechos. Las cifras demuestran que el problema no solo es recurrente, sino que sigue en aumento, lo que motivó la transición de campañas pedagógicas hacia un control más estricto. En este nuevo esquema, la infracción acompañada de servicio social emerge como un elemento esencial para combatir la reincidencia.

La infracción con servicio social está contemplada en la normativa distrital, como la Resolución 678 de 2014. Según la UAESP, esta permite imponer sanciones que van más allá de una multa económica, incluyendo la obligación de participar en labores comunitarias, como jornadas de limpieza, mantenimiento de espacios públicos o actividades de educación ambiental. Así, quien incurra en faltas graves o sea reincidente debe colaborar de manera tangible en la mejora del entorno urbano.

Un aspecto relevante es que tanto establecimientos comerciales como personas naturales pueden ser objeto de estas sanciones si incumplen con los horarios o métodos de disposición de residuos, arrojan escombros o depositan basura fuera de los canales oficiales. El proceso implica la asignación de tareas precisas, con fechas y objetivos definidos; una vez cumplidas, la sanción se considera saldada.

La UAESP sostiene que las multas, por sí solas, no bastan para modificar los hábitos de los ciudadanos. Aplicar el servicio social busca fortalecer la responsabilidad compartida, transformar las sanciones en acciones constructivas y reducir la reincidencia, aportando así a la preservación del espacio público y la convivencia.

El reto es continuar equilibrando—entre pedagogía, sanciones y operativos en calle—el modelo más efectivo para convencer a la ciudadanía de su compromiso con la limpieza y la adecuada disposición de residuos en la capital.

¿Qué es un ecopunto y para qué sirve?

Un ecopunto es una zona designada, fija o móvil, para la recolección de residuos especiales tales como escombros, aparatos eléctricos, electrónicos o voluminosos. Según información distribuida por la UAESP, estos puntos permiten a los ciudadanos y comercios disponer de ciertos materiales que no deben arrojarse con la basura común, evitando así impactos negativos en el espacio público y contribuyendo al manejo responsable de los desechos.

La importancia de los ecopuntos radica en ofrecer canales adecuados para la gestión de residuos difíciles de procesar, lo que optimiza la labor de los servicios públicos y reduce los riesgos ambientales y de salud. ¿Cómo podría incrementarse el uso de estos espacios y qué estrategias pueden incentivar una mayor participación ciudadana en su aprovechamiento?