Con la llegada del 2017, la hotelería colombiana tendrá que enfrentarse a una realidad: el fin de la exención tributaria que estimuló el crecimiento del sector a lo largo de los últimos quince años. Ahora la oferta comenzará a reducirse por lo que los niveles de ocupación comenzarán a subir.

Esperaría que el próximo año la ocupación suba al 63%, ya que en este año apenas llegó al 53, debido a la gran oferta”,

afirma Juan Manuel Morales, vicepresidente financiero de la Organización Germán Morales e hijos.

Estos números se dan promediando los diferentes hoteles de la compañía. Ya que casos como el recién inaugurado hotel bh de Barranquilla, con un 68% de ocupación, o el de Medellín con un 72%, jalonan las estadísticas. Sin embargo, más allá de estos valores, Morales entiende que la importancia está en la calidad del servicio.

En mantener a gusto a los huéspedes y realizar una constante instrucción a todos y cada uno de los empleados de los once hoteles que hacen parte de la cadena”.

Una acertada forma de medir la utilización de los hoteles es a través de las habitaciones ocupadas, que durante este año llegaron a 92.500.

Se calcula que la inversión para el 2017 será del orden de los 114 mil millones de pesos. En la actualidad se están adelantando remodelaciones del orden de los 100 millones en el lobby y el restaurante del hotel bh El Poblado de la ciudad de Medellín, mientras el bh El Retiro comenzará a ser intervenido en diciembre, con un presupuesto de 140 millones de pesos.

Para los demás hoteles de la cadena, los presupuestos están en promedio del orden de los 50 millones de pesos, aunque algunos irán entre los 90 y los 180 millones, cifras que varían de acuerdo al tamaño, la ocupación y el nivel de la edificación. Temas como el mantenimiento, la reposición de equipos, maquinaria y mobiliario, son otras variables que determinan la inversión.

Otro gasto tiene que ver con la capacitación permanente del personal de la cadena GMH, que realiza instrucción a su personal en campos como salud ocupacional, riesgos laborales, ventas, dirección, recursos humanos, sistemas, y, temas contables y tributarios, entre otros. Son más de 300 empleados que, además de trabajar para la compañía, tienen allí una escuela en el negocio del turismo.

En general, lo que busca la compañía para el próximo año es, desde el punto de vista operacional, mantener y mejorar la ocupación, para que aumenten los rendimientos económicos de todos y cada uno de los hoteles.

Frente a los hoteles de Barranquilla y Usaquén, que acaban de ser abiertos, Juan Manuel Morales tiene como meta generarles una adecuada demanda. Gracias a su arquitectura y a estar ubicados en zonas estratégicas para para el turismo corporativo, el esfuerzo estará en adelantar una adecuada promoción.

Ya que la cadena GMH centra su labor en el turismo de negocios, Morales explica que la ocupación es mayor entre semana. “La ciclicidad de nuestro negocio hotelero se da por una alta ocupación de lunes a viernes, mientras los fines de semana los hoteles están prácticamente vacíos”. Aunque últimamente en Bogotá esta situación ha ido variando porque los huéspedes prefieren llegar a la ciudad los domingos, para evitar los trancones y poder madrugar el lunes a atender sus negocios.

El caso del hotel EK resulta muy particular, ya que muchos empresarios toman los servicios completos y convierten al hotel en su centro de negocios; haciendo que los empresarios bogotanos sean los que se transporten hacia el hotel, en lugar de que ellos tengan que ir a las oficinas de sus interesados.

Lo que tiene claro este hombre, que nació en medio del mundo del turismo, es que la demanda de su empresa está en el negocio corporativo. Los congresos y convenciones en grandes ciudades de Colombia son la razón de ser de la compañía, un nicho de mercado que ha crecido mucho en los últimos años. “Pero que no se ha podido desarrollar en mayor medida, debido a los problemas  de violencia que se han dado en los últimos años”.

Los costos de la adecuación de un inmueble para el servicio hotelero son muy grandes. El lote, el mobiliario, los equipos y la decoración son especialmente altos. Esta situación se da frente a otro tipo de desarrollos inmobiliarios, porque cada habitación y todos los espacios de un hotel deben tener las mejores condiciones.

Tan es así que una habitación puede costar en promedio entre 250 y 300 millones, lo que coloca en una especie de limbo financiero a una edificación hotelera nueva. Es decir se debe buscar la manera de crear rentabilidad en un hotel.

La norma general para ser hotelero, es que este servicio solo se puede dar donde hay demanda”,

afirma Juan Manuel Morales, quien aprendió este oficio de su padre, Germán Morales, y ahora lo ha seguido enseñando a sus hijos y especialmente a todos los funcionarios de una cadena hotelera que tuvo que resurgir, como el ave Fénix, después de  una fuerte crisis que vivió a comienzos del siglo XXI.

Gracias a esta situación, los Morales aprendieron las claves para que el negocio de operar hoteles fuera rentable. Una de ellas es que como dice el refrán “zapatero a tus zapatos”. Esto significa que el hotelero tiene que centrar su actividad en el manejo de las habitaciones y los servicios básicos.

Temas como restaurantes, centros de convenciones, locales comerciales o lugares de esparcimientos deben quedar en otras manos, explica este experimentado empresario hotelero.

Él considera que los principios de su compañía están basados en tres pilares básicos: creer en Colombia y desarrollar proyectos que vayan acompañados del desarrollo del país. El servicio al huésped debe ir de acuerdo a lo que requiera, en su justa medida.

“No hay que colgarle tantas luces al árbol”, explica el vicepresidente financiero de la cadena, quien considera que un hotel tiene como interés principal hospedar al turista, mientras que otros servicios como el restaurante o el centro de convenciones los debe suplir otra institución.

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