Campanas al vuelo que se escuchaban en las toldas del Pacto Histórico antes de los comicios, victoria contundente que aseguraban en la primera cita electoral, se convirtió en decepción y la mayor evidencia de que lejos están de superar el 50% de los votos; Colombia no traga sapos enteros y distante se encuentra de creer, del todo, el cuento mitómano del Sensei de los humanos. En la puerta del horno parece se le quemó el pan a una corriente plagada de incoherencias y que sustenta el cambio conexo a nombres bien cuestionados de la política tradicional y que transitan entre movimientos, cada cuatro años, sin el menor sonrojo y apostando por mantener la teta estatal. Estruendosos escándalos de la recta final de la campaña asociados al perdón social propuesto en las cárceles, los dólares incautados en el aeropuerto de Honduras, el odio y rencor destilado en cada discurso, entre otros factores, fueron el detonante para que se desinflara el globo y cayera rápidamente dejando quemaduras que difícilmente se podrán superar antes de este 19 de junio.

Discurso de la victoria, en el Salón Rojo del Hotel Tequendama, pronunciado por Gustavo Francisco Petro Urrego dejó entrever que la izquierda se sabe derrotada y que su peor problema es que no tienen cómo armar un discurso diferente al anti-uribismo que se quedó fuera de competencia con el triunfo de Rodolfo Hernández Suárez. Resultados de la primera vuelta presidencial en Colombia dejan claros varios factores: el Pacto llegó al techo de sus votos y tienen conquistadas las fronteras necesarias para las rutas non-sanctas; abstención en la costa llama a encender alarmas para evitar sea aceitada para la segunda vuelta; el uribismo sufrió una importante estocada que lo lleva a perder una batalla, pero no la guerra; y Colombia quiere un cambio, pero no un salto al vacío, que representa un tiro en el pie, como se materializa en la propuesta de la izquierda colombiana. Responsabilidad con la democracia y el contexto del país exalta la urgente necesidad de elegir a quien representa autoridad, orden y prosperidad.

Mirada a la izquierda debe servir para observar los ejemplos que cunden en la región, éxodo de capitales que se vive en Chile y Perú debe ser aprovechado por Colombia para atraerlos con un gobierno al comando de un empresario que sabe cómo crear riqueza y empleo. Quien tiene memoria o revisa antecedentes en el ejercicio del poder local encuentra profundas diferencias entre los hoy aspirantes a la primera magistratura, Rodolfo Hernández Suárez cumplió con la tarea, saneó las cuentas en Bucaramanga, brindó estabilidad y le quitó la tajada a los corruptos; por su parte, Gustavo Francisco Petro Urrego demostró que es bastante limitado en la ejecución de programas y pésimo administrador público, ánimo revanchista no le permite desprenderse de las deplorables alianzas y su pasado guerrillero. Más allá de las orillas ideológicas, la polarización que incendia el país, las campañas deben dejar de caer en el juego de atacar al otro y concentrar esfuerzos en poner las propuestas sobre la mesa.

Quien aspire a ser el próximo presidente de la nación debe tener visión de futuro, palabras claras que sin tanto parapeto atraiga en los próximos días a los electores que se inclinaron por Federico Gutiérrez, Sergio Fajardo, John Milton Rodríguez, Enrique Gómez e incluso el voto en blanco. Indignación que puede existir por propuestas poco claras o declaraciones polémicas, del candidato de la Liga de Gobernantes Anticorrupción, no supera la prevención que existe en el país frente al cínico proceder de un mitómano de oficio que estructura propuestas absurdas e inviables y desde la auto-victimización encanta con falacias a jóvenes y las clases populares. Decoro que reviste al fuero presidencial debe ser acompañado de una figura que con asertividad, lenguaje respetuoso y diplomacia estructure un plan de gobierno para actuar en temas cruciales como la economía, la salud, las pensiones, las relaciones exteriores, el empleo y los grandes problemas de Colombia, personaje que se rodee adecuadamente para trabajar por el bien de todo el colectivo social.

En la primera vuelta presidencial quedó demostrado que es posible unir a los colombianos para avanzar hacia el futuro, antes que odio el cambio representa la posibilidad de aunar esfuerzos para vivir mejor. Propuesta de Rodolfo Hernández Suárez concentrada en 20 puntos divergentes con el uribismo -reactivar el campo, aminorar el tamaño del estado, reducir la corrupción, austeridad, reforma tributaria, negociación con el ELN, reestablecer relaciones con Venezuela, matrimonio y adopción de parejas del mismo sexo, no al fracking, uso del glifosato, legalización de la marihuana, mermar el IVA, eliminar el 4×1000, unificar subsidios, modificar la ley de garantías, aborto, respeto a la protesta social, Icetex, Esmad, independencia estatal- no permite encasillarlo, como pretende la izquierda, como representante de la extrema derecha. Plan de gobierno ajustado a la realidad, de alianza con el pueblo colombiano, sin propuestas sociales populistas y adhesiones políticas de maquinarias, habla de un ingeniero con pensamiento de centro derecha que está calando en el electorado nacional.

Administración pública no tiene por qué alejarse del ejercicio que se realiza en el sector privado, optimismo con que recibieron los mercados la posibilidad de un gobierno en cabeza de Rodolfo Hernández Suárez denota que es favorable una propuesta de quien no destila odio, no amenaza con acabar con todo, y lejos está de la sed de venganza y hambre de poder. Campaña negra con que los sectores de izquierda quisieron enlodar al candidato de la Liga de Gobernantes Anticorrupción se cayó ante las acciones y declaraciones sacadas de contexto que quedaron en evidencia a los ojos de los colombianos. Problema del Pacto Histórico será desligarse del dinero en bolsas, maletines y no declarado en aeropuertos, la conformación y defensa de células urbanas, la piromanía social, el adoctrinamiento ideológico extremista, el aprovechamiento de subsidios injustificados y las demandas infundadas, actos propios de quien representa el populismo socialista del siglo XXI.

Elección de un empresario exitoso como el ingeniero Rodolfo Hernández Suárez estará en línea de salvaguardar la democracia y las instituciones, guiños de dudas son naturales en este momento, pero invita a revisar todo aquello que marca a cada uno de los bandos, reflexionar si el país debe seguir circundando entre los anti-petristas y los anti-uribistas o es el momento de pasar la página y pensar en una propuesta que más allá de una circunstancia trae consigo a un hombre hábil para hacer negocios, que tiene un talante emprendedor único y una historia de vida triste. Construcción vs. Destrucción es lo que está en juego, los principios básicos como sociedad llaman a optar por un gobierno en el que no haya hambre, siga la empresa, se luche contra la corrupción, se piense en los jóvenes, se una a la familia y se pueda tener contento a un gran porcentaje del colectivo social.

No es momento de confiarse y tragar entero, los que dicen vender “amor y paz”, con el aval de su jefe político, ya están destilando veneno, en todos los escenarios, contra Rodolfo Hernández Suárez a quien, en busca de ahogarlo antes de la segunda vuelta, lo asocian con Hitler, el machismo, y han inventado cuanta noticia falsa han podido para relacionar al ingeniero con el uribismo. Ya más de 12 millones de votantes demostraron su rechazo a la izquierda, le dieron el no por la vía política a quien no ha podido llegar al poder ni por elecciones, ni por las armas. Colombia no cohonesta con la propuesta del Pacto Histórico, precampaña de cuatro años realizada por Gustavo Francisco Petro Urrego solo le sirvió para sumar 500 mil votos, por ello nadie se explica cómo va a hacer para sacar en tres semanas millón y medio. Por todo esto, la invitación en este instante es a dejar de lado los egos y volver a las urnas este 19 de junio para derrotar a la izquierda que tiene como único argumento insultar a todo el que no crea que Gustavo Francisco Petro Urrego es el mesías.

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.