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Escrito por:  Fredy Moreno
Editor jefe     Feb 21, 2024 - 11:14 am

Cuando se habla de los procesos de paz con el Eln se tiene que mencionar irremediablemente la palabra ‘fracaso’. Eso lo demuestra el rosario de ‘déjà vu’ que constituyen todos los procesos de diálogo de diferentes gobiernos con esa guerrilla que no han conducido a ninguna parte diferente a la frustración de un país que anhela la paz.

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Las cosas parecían ser diferentes esta vez con el Gobierno de Gustavo Petro, primer presidente de izquierda en Colombia con quien, se supondría, el Eln se podría sentir más cómodo para hablar. Pero no fue así. Esa guerrilla sigue ahogada en su propia naturaleza federalizada, es decir que no tiene unidad de mando así diga lo contrario su Comando Central (Coce), y además hay dentro de ese grupo otros intereses diferentes a alcanzar la paz.

Eso volvió a quedar en evidencia este martes cuando llamó a consultas a toda su delegación en la mesa de negociación con el Gobierno, aduciendo que las autoridades han adelantado varias acciones que estarían poniendo en riesgo las conversaciones entre las dos partes. Como en procesos anteriores, el Eln ha encontrado razones para levantarse.

Historia de diálogos fallidos con el Eln

La historia de las conversaciones con el Eln, fundado en 1964, comenzó, curiosamente, cuando esa guerrilla estuvo a punto de ser aniquilada por el Ejército Nacional en la ‘Operación Anorí’, en Antioquia, en 1973. Poco después de eso, la dirigencia insurgente, debilitada, manifestó al presidente Alfonso López Michelsen, en 1975,  su interés de dejar las armas. El Gobierno aceptó, pero el Eln no llegó. Dijo que operaciones militares impidieron el desplazamiento.

César Gaviria (1990-1994) fue el presidente que logró sentar por primera vez al Eln para un proceso de paz. Consiguió que la disidencia del Eln conocida como ‘Corriente de Renovación Socialista’ se desmovilizara en 1994. Sin embargo, las fuerzas mayoritarias de esa organización nunca dejaron las armas y siguieron delinquiendo.

En la administración de Ernesto Samper (1994-1998) hubo otro intento de acercamiento con el Eln en Maguncia (Alemania). Se alcanzó un preacuerdo entre la “sociedad civil” y el Eln, en 1998, respaldado por el Gobierno para iniciar un proceso de paz. Pero el atentado de esa guerrilla al oleoducto en Machuca, corregimiento de Segovia (Antioquia), que dejó más de 70 personas muertas, acabó con ese intento de diálogo.

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Incluso en el gobierno de Álvaro Uribe hubo exploraciones en Cuba y Venezuela para acercamientos con esa guerrilla, con el apoyo del presidente de Venezuela Hugo Chávez, el escritor Gabriel García Márquez y los gobiernos de España, Suiza y Noruega. Pero un desacuerdo entre las partes, el incumplimiento de la guerrilla y el resquebrajamiento de las relaciones de Uribe con Venezuela condujeron a un debilitamiento de los acercamientos.

De ahí hasta el gobierno de Juan Manuel Santos se volvió a hablar de paz con el Eln. El proceso avanzó con sobresaltos hasta el comienzo de la administración de Iván Duque, cuando la organización armada ejecutó un ataque dinamitero a la Escuela de Cadetes de la Policía, por el que murieron 22 jóvenes estudiantes, y provocó la decisión del gobierno de suspender los diálogos y reactivar las órdenes de captura contra sus dirigentes.

Diálogos del Eln con Gobierno de Gustavo Petro

La bandera blanca la volvió a retomar el presidente Gustavo Petro, con cuyo Gobierno el Eln pactó un cese el fuego, algo que no se había producido antes, pero que ha sido violado en diferentes momentos por esa guerrilla, como cuando amenaza a diferentes poblaciones de Chocó con lo que denomina una ‘paro armado’.

Ahora, molesta por la posibilidad de que el Gobierno adelante diálogos regionales con algunos frentes del Eln, la dirigencia de esa guerrilla llama a consultas a su delegación de paz y dice que el proceso entra en un estado de congelamiento. La decisión no es tan sorpresiva porque, como ya ha quedado probado antes, es lo que hace el Eln en las mesas de negociación.

Esta vez, la causa de la decisión del Eln es que el gobernador de Nariño, Luis Alfonso Escobar, quiere establecer una mesa de diálogos con los diferentes grupos delincuenciales que operan en ese departamento, duramente golpeado por el conflicto armado.

Lo más llamativo de todo esto es que el primero que habló de un diálogo regional fue el presidente Petro, el 25 de enero pasado, algo que en principio no vieron mal los delegados del Eln en Cuba. A finales de enero pasado, el frente ‘Comuneros del Sur’ del Eln en Nariño le pidió al gobernador Escobar hacer parte de la iniciativa de paz territorial y que se buscara un espacio de diálogo y concertación. Además, ofrecieron que si la población les pedía dejar las armas, ellos lo harían.

Esto deja en evidencia, de nuevo, la federalización de esa guerrilla. Los hechos siguen indicando que no todas las estructuras del Eln que delinquen en diferentes regiones del país están sintonizadas con el Coce. La pregunta que vuelve a surgir en el país es si el Eln quiere realmente un proceso de paz o busca ganar tiempo para fortalecerse económica y militarmente.

Vera Grave, jefa del equipo negociador del Gobierno, dijo a medios que congelar la mesa es una crisis innecesaria. “En manos del Eln está hoy valorar lo que hemos avanzado, de valorar los pasos que ha dado hacia la paz, de valorar los acuerdos y de profundizar el proceso de paz que venimos adelantando. La decisión por parte del Gobierno está, de seguir cumpliendo los acuerdos y seguir avanzando en este proceso”.

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