Escrito por:  Redacción Mundo
Abr 3, 2024 - 7:39 am

Poco a poco, Nicolás Maduro va dejando claro su plan para atornillarse en el poder en Venezuela por vías que están muy lejos de las democráticas. Primero, le negó la posibilidad de inscribirse como candidata a la líder opositora María Corina Machado al inhabilitarla para ejercer cargos públicos durante 15 años, y después impidió que su remplazo, Corina Yoris, también lo pudiera hacer

(Le interesa: Corina Yoris, la otra líder opositora que el régimen de Nicolás Maduro atajó en Venezuela)

Así, la cabeza del régimen en Venezuela no solo desconoció el resultado de las elecciones primarias de octubre pasado, en las que Machado obtuvo una aplastante victoria y se erigió como su más fuerte contrincante, sino que se burló de su compromiso, suscrito en el Acuerdo de Barbados, de permitir la participación de la oposición. Y, de contera, también se burló de los países garates, como Estados Unidos, Noruega y España.

El impedimento del régimen para que las dos Corinas se presentaran como candidatas produjo el rechazo, incluso, de los presidentes de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y de Colombia, Gustavo Petro, dos de los más incondicionales amigos de Maduro en la región.

A todo esto se sumó la programación de una sorpresiva y apretada agenda electoral que culminará el próximo 28 de julio, cuando los venezolanos están convocados a asistir a las urnas para elegir entre Maduro y otros candidatos que, cuando no son de escaso peso político, están señalados de alacranes, es decir que se presentan como opositores, pero en realidad le hacen el juego al régimen.

Pero faltaba el exterior, en donde hay unos ocho millones de venezolanos (según estimaciones de la ONU) que tuvieron que abandonar su país desde 2014, perseguidos por el régimen o acosados por la miseria y pobreza que los agobiaba. La mayoría huye de una crisis sin precedentes, con caída de 80 % del PIB, hiperinflación, escasez de alimentos y medicinas y una inmensa crispación política. El rechazo al régimen de Maduro es amplio en el exterior.

De esos venezolanos, unos 5,2 millones están en capacidad de votar y deben actualizar su registro en el exterior o anotarse para votar por primera vez, según la ONG Súmate. No es seguro que haya muchos que quieran reelegir a Maduro. De hecho, la idea del retorno a su patria (aunque hay muchos que ya decidieron no volver) pasa por el hecho de que Maduro salga del palacio de Miraflores.

Por eso, el voto en el extranjero es otra de las preocupaciones de Maduro para las próximas elecciones, aunque ya encontró la manera de atajarlo. Desde protestas diarias en Buenos Aires a una huelga de hambre en Madrid, venezolanos por el mundo denuncian que sus consulados les obstaculizan el registro para votar en las presidenciales en las que Maduro se juega su continuidad.

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Funcionarios diplomáticos explican a los manifestantes que no han recibido las máquinas para captar huellas u optan por ignorarlos. La escena se repite por consulados en América Latina y Europa, donde electores y activistas denuncian maniobras para impedir el voto en las presidenciales del 28 de julio de unos 5,2 millones de personas, la mayoría opositoras.

Jesús Delgado, de la ONG Transparencia Electoral, que vigila los procesos comiciales en Latinoamérica, considera que estos obstáculos son “sistemáticos y responden a que el chavista Consejo Nacional Electoral no les ha enviado ninguna directriz” a los consulados. Las autoridades en Venezuela atribuyen a las sanciones internacionales los retrasos y dificultades para enviar las máquinas, según la prensa.

El padrón electoral fue actualizado por última vez en 2018 y tiene apenas 107.000 venezolanos registrados en el mundo. De ellos, unos 40.000 están inscritos en Estados Unidos, donde no podrán votar esta vez pues desde 2019 no funcionan los consulados debido a la ruptura de relaciones diplomáticas.

Entre el voto y la decepción

La elección enfrenta en principio a Maduro, que apunta a un tercer mandato de seis años, con Manuel Rosales, un rival de Hugo Chávez en 2006. También logró registrarse in extremis el exembajador Edmundo González Urrutia, considerado un “candidato tapa” que podría ser sustituido por otra persona que promueva la líder María Corina Machado. El período de inscripción para los votantes va del 18 de marzo el 16 de abril.

En Colombia, que alberga a la mayor cantidad de venezolanos (2,8 millones, de los cuales se calcula que 1,2 millones son aptos para votar), el registro abrió con varios días de retraso, recién este martes. No obstante, activistas temen que el consulado no considere como residencia legal el Permiso de Permanencia Temporal (PPT), que el gobierno de Iván Duque otorgó a miles de venezolanos para que pudieran trabajar y acceder a la salud.

“Esto genera mucha preocupación”, comentó el dirigente opositor Eduardo Battistini, pues impide el registro de 80 % a 90 % de la población potencialmente votante. “Más allá de una violación flagrante de nuestro derecho a inscribirnos en el exterior, son excusas un poco ridículas”, asegura.

Aunque en la comunidad venezolana en Bogotá también hay decepción con la política y cierta indiferencia ante los comicios. “La verdad, no pienso votar. Estoy muy desentendida de la política. En los últimos diez años siento tanta decepción que no la sigo”, dijo a la AFP Carolina Peña, una productora de moda de 37 años que votó por última vez en 2013, cuando Maduro sucedió al fallecido Hugo Chávez.

Manifestaciones

En contraste, en Buenos Aires ha habido protestas casi diarias frente a la embajada. El lunes, una treintena de manifestantes simularon el voto en una urna electoral. “El voto en el exterior es un derecho”, se lee en una de las pancartas.

“Cada consulado tiene sus requisitos y los comunican de forma verbal. No hay nada oficial. En algunos piden residencia permanente; en otros, pasaporte vigente. No hay un criterio uniforme”, lamentó Adriana Flores, a las afueras del consulado en Buenos Aires.

En Argentina hay unos 220.000 venezolanos, de los cuales cerca de 150.000 cumplen con los requisitos para votar. Sin embargo, solo 2.200 están en el registro electoral, según cálculos de activistas.

En tanto, en Madrid, Lorena Lima, de 28 años, dice haber hecho una huelga de hambre desde el viernes pasado hasta este martes para exigir que abriera el registro. “Fue un método de presión para que todos los venezolanos el mundo podamos inscribirnos”, afirmó a la AFP, sentada sobre un cartón en la acera, un día antes de levantar la protesta.

En Quito, Luis Magallanes siguió el ejemplo: “Huelga de hambre para que se nos permita ejercer nuestro derecho legítimo de inscribirnos y actualizar nuestros datos en el registro electoral”, dijo. Autoridades venezolanas no respondieron solicitudes de comentarios de AFP.

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