Además de las víctimas (entre ellas, 17 muertos), eso fue lo que dejaron los atentados contra el semanario satírico Charlie Hebdo y un supermercado judío en enero.

Si bien los mensajes de solidaridad afluyeron de todo el mundo, los turistas se mantuvieron a distancia.

Y unos meses después, la industria del turismo recibió un nuevo golpe con los atentados contra bares, restaurantes y una sala de conciertos, en los que 130 personas perdieron la vida.

En la región parisina, las pérdidas se estiman a cerca de 1.000 millones de euros y podrían alcanzar 1.500 millones para finales de año, según Frédéric Valletoux, presidente del comité regional de turismo.

“El impacto ha sido duradero y completamente inédito (…) varias empresas están cerca de la quiebra”, dice.

Los hoteles y restaurantes esperaban una mejora con la Eurocopa-2016 de este verano, que se celebró en Francia. Pero el atentado de Niza del 14 de julio barrió estas esperanzas.

AFP

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