La fiscalía de París ordenó el 12 de enero la apertura de esta investigación judicial por “fraude”. Ese mismo día, en horas de la mañana, el título de Renault en la bolsa de París perdía 3,63 %  a 83,12 euros  luego de haber abierto con un alza de 1,08 %.

Después del escándalo por fraude en las emisiones de los vehículos diésel de Volkswagen en 2015, el ministerio de Ecología de Francia había creado una comisión de expertos independientes para realizar pruebas a un centenar de marcas de vehículos en venta en el país.

Las conclusiones de la comisión, publicadas en julio de 2016, evidenciaron que varios constructores, en particular Renault, el primer constructor de autos francés, excedían las emisiones contaminantes permitidas.

Paralelamente, el ministerio de Economía francés encargó a la Dirección General de Competencia, Consumo y Represión de Fraudes (DGCCRF, por sus siglas en francés) investigar a una docena de marcas que venden vehículos diésel en Francia.

En el marco de esta investigación, la DGCCRF llevó a cabo en enero de 2016 una serie de allanamientos en varias plantas de Renault, lo que provocó un hundimiento del título en la bolsa.

La fiscalía de París recibió las conclusiones de la DGCCRF.

Renault afirma que siempre ha “respetado la legislación francesa y europea”. Nuestros vehículos “no están equipados con programas fraudulentos”, había afirmado en noviembre el grupo.

Después de Volkswagen, Renault es el segundo constructor automóvil en Francia que debe responder sobre sus prácticas en materia de emisiones de sus motores diésel.

En febrero de 2016 se abrió una investigación judicial contra el fabricante alemán por “fraude agravado”.

Pero no son los únicos. El jueves, las autoridades estadounidenses acusaron a Fiat Chrysler (FCA) de haber manipulado los motores de 104.000 de sus vehículos diésel en Estados Unidos para minimizar el nivel real de sus emisiones contaminantes.

AFP