“La sonrisa que te dan, la gratitud… les ayudas a olvidar que han perdido sus hogares, sus colegios, sus juguetes”, dice Rami, que considera “indescriptible” la sensación de entregar los regalos a los niños que enfrentan la guerra en ese país, informa BBC.

En los últimos 4 años, el ‘traficante de juguetes de Aleppo’, como es conocido, ha hecho alrededor de 28 visitas a su país natal, en las que ha aprendido a acomodar decenas de muñecas Barbie en su maleta de mano, y cientos de peluches en otras maletas que se pueden empacar al vacío.

Luego de volar desde Filandia hasta Turquía, camina hasta la frontera con Siria, cerrada al tráfico regular, con sus 70 kg de juguetes, un viaje que puede tomarle hasta 16 horas.

Rami recuerda el caso de una niña de 6 años que no podía hablar. El ejército entró a su casa un día, encerró a su padre en un armario y le prendió fuego. A su madre se la llevaron a un paradero desconocido.

Al parecer, la pequeña gritó tanto que perdió la voz y cada vez que Rami la visita y le lleva una muñeca y un pony de peluche “su respuesta es siempre la misma, una hermosa sonrisa”, dice.

Rami quiere reunir dinero para construir colegios en Siria, cerca a la frontera con Turquía y lejos de las áreas que son bombardeadas por los gobiernos ruso y sirio, añade The Independent.

Hasta el momento, ha reunido más de 38.000 euros a través de una campaña de donaciones en el sitio web GoFundMe y también ayuda a reunir comida y víveres por medio de una asociación entre Finlandia y Siria, que él mismo creó.

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