Ese tesoro había sido, a su vez, descubierto por el abuelo (el padre del hombre asesinado) y esa fue la razón del crimen que ha tenido en vilo a Francia en las últimas semanas.

Esta es la versión de la abuela, que en una entrevista publicada por ‘Le Parisien’ contó que el tesoro lo había encontrado su marido en el 2006, cuando trabajaba en una casa de Recouvrance, uno de los barrios antiguos de la ciudad bretona de Brest.

La mujer explicó que, tras la muerte de su marido, en 2009, se desencadenó un pleito legal entre sus dos hijos, Pascal (el asesinado) y Lydie Troadec (esposa del asesino), que tuvo su conclusión en la tragedia del mes pasado.

El oro podría proceder de un robo al Banco de Francia durante la Segunda Guerra Mundial, siempre según el relato de la anciana de 76 años, que en la entrevista encubre su nombre, a la vista de la conmoción que ha provocado este suceso en todo el país.

Cuenta que en 2010 ella tuvo que ser hospitalizada, momento que su hijo Pascal aprovechó para pedirle la llave de su casa y llevarse el tesoro, y así “defraudó a su hermana Lydie”.

Pascal, que según la abuela tenía celos de la situación laboral de la pareja de Lydie, Hubert Caouissin -ingeniero en el arsenal de Brest y asesino confeso de Pascal, su mujer y sus dos hijos- puso el oro a buen recaudo en Mónaco y en Andorra.

Además, se jactaba de que había suficiente para poder vivir mucho tiempo pero insistía en que no se podía tocar.

La abuela destacó que, desde que se apropió del tesoro, el tren de vida de la familia de su hijo cambió, y la prueba que ofrece es que “viajaban mucho”.

Además, las relaciones con su hermana se deterioraron todavía más, y esta incluso grabó una disputa entre ambos “para protegerse”, una grabación que guardaba en su computador.

Las revelaciones de la anciana se hacen públicas mientras la policía científica sigue haciendo exploraciones en la propiedad que Caouissin (el cuñado asesino) tenía en Pont de Buis, cerca de Brest, donde el pasado miércoles se encontraron joyas y restos humanos que se sospecha que corresponden a los de la familia Troadec.

El compañero de Lydie -con la que tiene un hijo, que vive provisionalmente en casa de la abuela- confesó que el 16 de febrero fue al domicilio de su cuñado en Orvault, a las afueras de Nantes, y que, después de estar espiando, entró en la casa para buscar indicios para llegar al tesoro.

Cuando creía que estaban dormidos, se puso a registrar la vivienda pero, alertado por el ruido, Pascal Troadec bajó de su habitación armado con una barra de hierro, se encontró a Caoussin y en el forcejeo que se produjo entre ambos el intruso le quitó la herramienta y lo mató con ella. A continuación, hizo lo mismo con la madre y con los dos hijos.

La noche del día siguiente volvió a la escena del crimen para llevarse los cadáveres y borrar pistas, labor en la que fue ayudado por su mujer, Lydie. Ambos fueron arrestados el pasado domingo y han sido inculpados.

EFE