José Edmundo Balderas Castro, de 17 años; Israel Daniel Hernández García, de 18, y Aranza Meza Dorantes, de 17 años, participarán en el ‘London International Youth Science Forum’, del 27 de julio al 10 de agosto en la capital británica.

Con este trabajo los estudiantes del Bachillerato Santiago de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) buscan una solución a los problemas de contaminación que generan los plásticos tradicionales, que tardan de 100 a 1.000 años en degradarse.

La importancia es que este plástico se degrada en aproximadamente un mes, a diferencia de los plásticos a base de petróleo, que tardan años”, dijo a Efe Israel Daniel Hernández.

Inspirados en un proyecto desarrollado por una joven de Turquía, estos estudiantes decidieron consolidarlo y mejorarlo para que el material tuviera mayores funciones. “Es un proceso bastante sencillo, se puede decir que se puede fabricar en tu propia casa, que es una de las ventajas”, declaró el joven.

Los productos que hacen posible la creación de plástico biodegradable son, además de la cáscara de plátano, la fécula de maíz, el vinagre y la glicerina. Al cabo de 24 horas al sol esta mezcla se convierte en un material plástico que está todavía en una fase experimental.

Estamos trabajando en la resistencia y en la impermeabilidad de este plástico para que se pueda lograr que sea firme y que además resista el líquido sin ningún problema de que se rompa, y que se pueda llevar a un nivel más industrial”, dijo a su vez a Efe Aranza Meza.

Hasta el momento estos jóvenes han logrado la creación de una bolsa resellable, un logro que consideran importante porque “es de los utensilios que vemos que se utilizan todos los días”, señaló la estudiante.

Con apenas dos cáscaras de plátano se pueden crean placas de 50 por 50 centímetros con un costo total que no pasa de 14 pesos (0,76 dólares).

Entre los usos potenciales que han encontrado para este material está la fabricación de los forros que se usan en los cuadernos para sustituir a los hechos con plásticos tradicionales que, una vez usados, se tiran a la basura y no tienen otros usos.

Nosotros como estudiantes vimos que una problemática que teníamos era que terminando un trabajo lo encuadernas, lo entregas y si te fue bien pues tal vez lo guardas, o si no lo tiras o lo dejas por allí”, comentó Aranza.

En contraste, añadió, los forros hechos del plástico biodegradable “se podrían colocar en una planta (como composta) y sin ningún problema se degradan y no afecta a la planta como un plástico común lo haría”.

EFE

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