En informes y en columnas de opinión, el recién elegido presidente de la primera potencia mundial era descrito como “un misterio”, “una calamidad”.

Por ejemplo, es muy factible que no respete el Plan Colombia (estrategia antinarcóticos y antisubversiva que le ha costado a ese país unos 10.000 millones de dólares), pues el hoy presidente ha generado incertidumbre sobre si respetará tratados internacionales, ya sea comerciales o militares. De hecho, ha puesto en duda el militar de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y el de No Proliferación Nuclear y Armas de Destrucción Masiva.

En un análisis preelectoral, Sergio Gómez Maseri recordaba en El Tiempo que en los 17 meses de campaña hacia la presidencia, Trump “jamás pronunció la palabra Colombia. Solo en una ocasión emitieron un comunicado en el que criticaron a Hillary por apoyar el TLC con el país. Incluso allí demostraron gran desconocimiento al escribir el nombre del país con u (Columbia)”.

“Su aproximación es impredecible. Podría ser una persona de línea dura o retirarse y dejar que los colombianos enfrenten solos sus desafíos”, sostiene Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano, citado por Gómez Maseri.

“En la práctica, nadie sabe si el Trump de la campaña sería el mismo Trump en una presidencia”, agrega Gómez Maseri. “A Colombia le iría mucho mejor bajo una administración de Hillary Clinton que si gana la presidencia el republicano Donald Trump”, advertía.

Desde otro punto de vista, Miguel Benito Lázaro, hacía la siguiente observación en un artículo de El Espectador, para ilustrar qué significaría para Colombia Donald Trump como presidente:

Me permito sugerir dos cosas: la primera, piense qué acuerdos mantienen Bogotá y Washington y, segunda, recuerde qué tiene Colombia que sirva a Trump. Conclusión: prepárese para rascarse los bolsillos. Plan y/o Paz Colombia y tratado de libre comercio entre ambos países no se salvarían de la revisión general que propugna Trump”.

En eso coincide el columnista de El Tiempo Guillermo Perry: “Con Trump no se sabe, pero es probable que se reduzca la ayuda prometida por Obama para la reconstrucción de áreas afectadas por la violencia”.

Una presidencia de Trump también podría significar la pérdida del apoyo a las negociaciones de paz con las Farc en La Habana, e incluso la reactivación de las solicitudes de extradición y circulares de captura contra los comandantes del secretariado, por acusaciones de narcotráfico y terrorismo, dice el columnista Mauricio Vargas en El Tiempo:

Yo de ‘Timochenko’ y su combo me apuraría en firmar el nuevo acuerdo con el Gobierno”.

Vargas plantea un escenario en el que Trump podría cerrar la entrada a los productos de exportación colombianos, ya no amparado en su anuncio de que revisará todos los tratados de libre comercio, sino como represalia porque Colombia no ha hecho la tarea de combatir el tráfico de drogas y los narcocultivos, que pasaron de 69.132 hectáreas en 2014 a  96.000 en 2015.

Aunque Trump se ha concentrado en atacar el tratado de libre comercio con México (Nafta) que, según él, es desventajoso para Estados Unidos, y se ha llevado millones de puestos de trabajo, y el del Pacífico (TPP, por su sigla en inglés), no hay que olvidar que también hay tratados de libre comercio con Centroamérica, Perú y Colombia.

Aunque el tratado con Colombia (TLC) no ha modificado dramáticamente el comercio con ese país, cualquier medida proteccionista de Estados Unidos (impuestos y aranceles a los productos colombianos) podría significar miles de puestos de trabajo.

LO ÚLTIMO