Esta acción contradice un tratado sobre las Fuerzas Nucleares Intermedias (FNI) firmado el 8 de diciembre de 1987 entre la Unión Soviética y Estados Unidos y que había contribuido al fin de la Guerra Fría.

En 2014, Washington ya había advertido a Moscú tras un ensayo de misil terrestre de crucero, un arma prohibida por el tratado FNI. Como respuesta, el Pentágono dijo en 2015 que estaba dispuesto a desplegar nuevos misiles en Europa.

Interrogado por la AFP, el portavoz del Departamento de Estado, Mark Toner, se negó, como es habitual, a “comentar temas ligados a la inteligencia” militar.

Destacó, sin embargo, que su país “toma en serio sus compromisos internacionales y sus obligaciones en materia de control de armamentos”.

El diplomático se refirió a un informe estadounidense de 2016 que acusa a “la Federación Rusa de continuar violando el tratado FNI, que la obliga a no poseer, producir o probar en vuelo un misil de crucero de un alcance de 500 a 5.500 km”.

“Estamos muy ciertamente preocupados por las violaciones rusas, por los peligros que plantean para las seguridad de Europa y de Asia y deseamos vivamente que Rusia se atenga nuevamente a este tratado”, explicó Toner.

En 2014, Moscú ya había indicado que las acusaciones estadounidenses eran “infundadas”.

El despliegue de misiles terrestres de crucero en Europa evocado por el gobierno de Barack Obama en 2015 también hubiera violado el tratado FNI.

El sucesor de Obama, el republicano Donald Trump, nunca se expresó sobre este tema pero se comprometió en numerosas oportunidades a acercarse a su par ruso, Vladimir Putin.

Con AFP

LO ÚLTIMO