Dice la historia que hacia el año 305 de nuestra era, una mujer guardó la sangre del católico San Jenaro, luego de que sus perseguidores lo decapitaron. La mujer depositó el líquido en un recipiente sellado, como una ampolleta de vidrio.

Así, el ‘Milagro de la sangre’ tiene que ver con que en 1389 el arzobispo de Nápoles de esa época le dio por agitar el recipiente con la sangre seca e increíblemente se tornó líquida, reporta Seeker.

Hoy en día, el actual prelado de Nápoles realiza el mismo ritual tres veces al año, en ocasiones especiales, para que los creyentes vean ese fenómeno con sus propios ojos. Una de tales sacudidas del recipiente ocurre a final del año y suele asociarse con los designios para el año siguiente, dependiendo de si la sangre se licúa o sigue seca, dice The Week.

Cuando la sangre ‘se niega’ a licuarse se asocia con malos presagios, como los siguientes, que recoge Catholic News Agency, cuando la sangre permaneció en estado sólido. Hay que decir que en algunas ocasiones la sangre se torna líquida, en presencia de algunos papas, como Francisco y Pío IX (1848), pero no cambió su estado cuando fueron de visita a Nápoles Juan Pablo II y Benedicto XVI:

1939: Comienzo de la Segunda Guerra Mundial.

1973: Brote de cólera en Nápoles.

1980: Terremoto de 6,9 grados en el sur de Italia.

El alto representante de la Iglesia Católica en Nápoles agitó la ampolleta el pasado 16 de diciembre y, sorpresa, la sangre seca no se inmutó. ¿Qué sucederá en el 2017?

El siguiente video muestra cómo la sangre de San Jenaro se tornó líquida en presencia de Francisco:

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