Por: El Colombiano

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Este artículo fue curado por Luis Bello   Abr 5, 2024 - 1:38 pm
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En su competencia con Taylor Swift por el cetro del mundo del pop, la cantante Beyoncé ha lanzado al mercado Cowboy Carter, su octavo disco de estudio, esta vez compuesto por 26 canciones de country. Por supuesto, no han faltado los comentarios en la redes sociales sobre la audacia de Boyoncé de incursionar en un género asociado por el gran público con los vaqueros de Texas y las simpatías políticas del partido Republicano, el ala derecha del bipartidismo gringo. Sin embargo, una canción poco relacionada con los asuntos ideológicos ha sido la que ha despertado con mayor fuerza la curiosidad de los oyentes.

Se trata de Jolene, un canción original de Dolly Parton, uno de los mitos vivientes de la música estadounidense. La versión que ha hecho Beyoncé ha llevado el asunto de la sororidad —el respaldo entre las mujeres— al centro de la palestra pública.

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Aquí conviene hacer un poco de historia musical. La canción fue escrita por Parton cuando se enteró que su esposo estaba enamorado de otra mujer. El descubrimiento lo hizo de la manera más dolorosa posible: lo escuchó dormido llamar a otra mujer, de nombre Jolene. Entonces escribió una canción en la que le pedía a la otra mujer que no se lleve a su marido, que no use las herramientas de su belleza para destrozar un hogar. “Tu hermosura es incomparable/ con esos rizos de fuego/ con esa piel de marfil y esos ojos verde esmeralda/ tu sonrisa es como un soplo de primavera/ tu voz es como suave lluvia de verano/ y no puedo competir contigo, Jolene”, dice un fragmento del tema.

En la línea de los tiempos actuales, Beyoncé, que años atrás tuvo que cambiar el tema de una de sus canciones, le ha dado un giro a la letra al asumir una postura más combativa. Su versión no es un ruego a la amante de que desista de sus intereses amorosos, sino un desafío. En su cover, la diva le planta cara a la imaginaria mujer y le dice que ni su belleza será capaz de destruir un matrimonio con mucho tiempo e hijos de por medio. “Eres hermosa/ Pero hacen falta mucho más que belleza y miradas seductoras / para meterse entre un hombre feliz y su familia / Jolene, soy una mujer también / Los juegos que juegas no son nuevos / Y no quieres meterte conmigo”, canta Beyoncé en su versión de la canción.

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Estas variaciones en el espíritu de la letra han recibido comentarios de distinta naturaleza. Unos críticos señalan que Beyoncé debería intimidar a su marido, el rapero Jay Z —señalado de múltiples infidelidades— y no a la mujer que se mete con él. Otros, por el contrario, han dicho que la suya es la voz de una mujer que defiende lo suyo. En esta última línea se inscribe la misma Parton, que elogió las modificaciones de la letra.

Jolene es uno de los clásicos de la música country. Lo es por su lirismo íntimo y por darle voz a las urgencias sentimentales de las mujeres. En ambas versiones —la de Parton y la de Beyoncé— el hombre es dibujado como una marioneta de sus impulsos, incapaz de controlar sus instintos. Por eso el diálogo se da entre la mujeres en disputa, ellas sí capaces de llegar a un acuerdo o de luchar por el botín de guerra. También el tema ha puesto en el tapete el asunto del destino de las amantes, que será siempre el de ser comparadas con la mujer al que despojaron del marido.

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En las redes sociales no ha faltado quien saque a colación el caso de la reina consorte Camila, que a pesar de tener sobre su cabeza la corona de los Windsor no ha escapado de la sombra de Diana y de haber sido la amante de Carlos III por muchos años. Parece ser que muchos creen que una vez alguien acepta ser el tercero en una relación no cambiará esa condición por nada del mundo.

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