Por: El Colombiano

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Este artículo fue curado por Leonardo Olaya   May 7, 2024 - 9:31 am
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La crisis por el elevado precio de la energía en la Costa Caribe está impactando severamente al sector de residencias y moteles en Barranquilla. Los establecimientos se ven obligados a tomar medidas drásticas como reducir personal, operar con ventiladores en lugar de aire acondicionado, o incluso cerrar sus puertas definitivamente.

Según la Asociación de Residencias y Moteles en el Atlántico (Asoremo), el costo de la energía ha aumentado en más del 30% en los últimos meses.

Este incremento, sumado a las tasas de seguridad y el impuesto de alumbrado público, ha llevado a que el consumo de energía sea superior a otros gastos del negocio, como el arriendo, el mantenimiento y el pago de empleados.

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Como consecuencia de la crisis energética, alrededor del 15 % de los negocios de este sector ya han cerrado sus puertas, y se estima que cerca de 4.000 personas en Barranquilla dependen económicamente de estos establecimientos, así lo registraron medios radiales del país. Si la situación no mejora, se teme que el número de cierres y desempleados aumente considerablemente.

Emilio Rodríguez, directivo de residencias y moteles en Barranquilla, le dijo a RCN Radio que este sector está pagando un 35 % más en comparación con el promedio nacional, “por lo que los establecimientos comerciales se han visto obligados a prescindir del personal o a cerrar los negocios, o la otra medida es prestar el servicio con abanico, es bastante complicado prestar el servicio en esas condiciones”.

A renglón seguido, precisó que en la Costa la temperatura asciende entre 30 grados y 33 grados, sin embargo, la sensación térmica es superior a los 40 grados, “entonces es muy difícil y de pronto incómodo prestar un servicio, pero mucha gente se ve en la obligación por los altos costos de la energía”.

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Hay que recordar que los habitantes de la Costa llevan años pagando unas facturas de la luz que muchas veces triplican o cuadruplican lo que paga un usuario del mismo estrato en el interior del país.

Por ejemplo, en marzo de 2024, solo por la energía eléctrica, los usuarios de estrato 1 pagaron entre $ 107.002 y $ 116.725 en promedio (dependiendo de la empresa que les presta el servicio, sea Air-e o Afinia), mientras que en Medellín el promedio era de $ 34.156 (EPM). En el caso de los estratos 4, que no tienen ningún subsidio, en la Costa pagaron promedios de $ 412.263 y $ 441.272, mientras que en Medellín pagaron $ 140.229.

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Medidas desesperadas para sobrevivir

Es así como propietarios de residencias y moteles están implementando medidas desesperadas para tratar de sobrevivir a la crisis. Algunos han optado por reducir su personal, mientras que otros han tenido que prescindir del aire acondicionado y operar únicamente con ventiladores, a pesar de las altas temperaturas que azotan la región.

Asoremo ha hecho un llamado urgente a las autoridades para que tomen medidas que mitiguen la crisis energética y eviten el cierre masivo de negocios y la pérdida de empleos. La asociación propone medidas como subsidios a la tarifa de energía, reducción de las tasas de seguridad y el impuesto de alumbrado público, y programas de apoyo al sector hotelero.

Por lo tanto, si no se toman medidas urgentes, se teme que este sector se vea diezmado, con graves consecuencias para la economía local y el empleo de miles de personas.

En lo que coinciden todos los expertos en la materia es en que la situación en la Costa es muy preocupante e insostenible, no es justo que los habitantes de estratos bajos estén gastando hasta el 65% de sus ingresos pagando servicios públicos, como no es equitativa esa diferencia con el interior del país.

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Pero tampoco puede ser la respuesta cambiarlo todo, poniendo en riesgo un sistema que desde el apagón de 1993 ha venido respondiendo de forma sólida, consistente y financieramente viable con el servicio en todo el país.

En la Costa Atlántica el panorama es complejo. Por ejemplo, un hotelero el año pasado pagaba una factura de unos $ 7 millones, pero el último recibo alcanzó unos $ 9 millones: una subida que ronda el 28,5 %.

 

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