El producto tiende a la escasez en ese país y, financieramente, tiene las mejores perspectivas.

Mientras que activos como el acero y el algodón dieron por desplomados sus negocios hace algunos meses, el mercado de la soja tiene felices a sus inversores.

El producto lo exportan Brasil y Argentina. Sin embargo, en el país carioca se ha disminuido su producción por cuenta de las sequías, contrario a lo que pasa con el territorio gaucho, en donde las inundaciones han hecho mella.

“La cantidad que cambia de manos en un día en la bolsa de Dalian (42 millones de toneladas al día) supera el consumo anual de Estados Unidos (30 millones) y deja en ridículo la contratación que se hace en la muy agrícola y muy carnívora Chicago Board of Trade (15 millones)”, explica El Economista, de España, para hacerse a una idea del volumen de la ‘fiebre’.

Otra relación que puede explicar el creciente negocio de la harina de soja es el precio disparado que ha registrado el porcino de ese país asiático. Según ese medio, en los últimos meses se disparó tras el recorte registrado en la cabaña más poblada del mundo.

China no es el único país en el que la soja se volvió un negociazo. En Chicago, por ejemplo, lleva varios días con tendencia alcista en su segmento comercial y, según El País, de Uruguay, el tema también estaría relacionado con las pérdidas productivas en la Argentina y en Brasil.

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