Según revela el más reciente Reporte de Inclusión Financiera, el indicador de acceso a productos de depósito, transaccionales y de crédito continuó su senda de crecimiento en 2022, alcanzado el 92,3 %, que corresponde a 34,7 millones de adultos colombianos, 1,2 millones más que en 2021.

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La mayor parte del indicador de acceso está determinado por los productos de depósito o transaccionales, que alcanzaron una penetración del 91,3 % de la población adulta, con un crecimiento de 2,2 puntos porcentuales frente al año anterior. 

Entre los productos transaccionales, se destaca el crecimiento de los depósitos de bajo monto, mejor conocidos como billeteras digitales. Al cierre de 2022, el 62,3 % de la población adulta tenía uno de estos depósitos, superando en 6,4 puntos la cifra observada en 2021.

El indicador de adultos colombianos con un producto de crédito vigente se ubicó en 36,2 %, un aumento de 1,8 pp. comparado con el año anterior. En otras palabras, el acceso financiamiento de los adultos en Colombia ha retomado los niveles prepandemia, luego de dos años del máximo deterioró de este indicador. 

Sin embargo, aún hay esfuerzos por realizar en esta materia.

Todas las modalidades de crédito tuvieron una tendencia creciente, salvo el microcrédito, que cayó en 0,4 pp en 2022. El indicador de acceso a microcrédito cerró en 6,3 % en 2022, lo que indica que solo 2,3 millones de adultos colombianos cuentan con esta herramienta para financiar actividades productivas de baja escala.

Sin embargo, el número de desembolsos para esta modalidad creció en 9 %, por lo que el monto promedio cayó 2,9 %. En todo caso, la industria microcrediticia ha encontrado nichos de atención por tipos de entidad y montos ofrecidos. Por ejemplo, las entidades especializadas en microcrédito y ONG microcrediticias desembolsan montos promedio de menor tamaño, mientras que la banca pública se enfoca en desembolsos mayores. 

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Este crecimiento no ha sido homogéneo. A pesar de los avances en materia de inclusión financiera, hay ciertos segmentos que aún se encuentran rezagados frente a las cifras nacionales. En cuanto al acceso a productos financieros, los adultos en municipios rurales dispersos cuentan con un indicador del 55,4 % y las mujeres del 88,7 %, en ambos casos por debajo de la cifra nacional (92,3 %). Para los productos de depósito, estos indicadores se ubican en 54,6 % y 87,7 % para los residentes de municipios rurales dispersos y mujeres respectivamente, unos dígitos detrás del promedio nacional (91,3 %).

En cuanto al crédito, solo el 18,1 % de quienes viven en las zonas rurales dispersas, el 34,2 % de las mujeres y el 26,4 % de los jóvenes entre 18 y 25 años acceden a crédito, cifras inferiores a las del promedio nacional (36,2%).

Las mujeres más jóvenes que viven en zonas rurales son el grupo poblacional más rezagado en acceso al crédito, con un indicador de 8,6%.