Murió Fidel Castro, quien le hizo daño inconmensurable al pueblo cubano y a Latinoamérica hasta el último instante de su vida, ya que vivió haciendo el mal y murió haciendo el mal. Castro fue el peor tirano que ha conocido la región en los dos últimos siglos.

El aparato de propaganda comunista de Cuba hace algunos años mencionó que hubo 638 atentados fallidos contra su máximo jefe, lo cual es una cifra alucinante, pero querían mostrar la “inmortalidad del comandante” siguiendo la mitología marxista y sobredimensionando la imagen del dictador, por ello la consigna de “hasta la victoria siempre” queda convertida en un mar de babas.

El lunático de Hugo Chávez en Venezuela se convirtió en alumno destacado de Fidel Castro, asaltando la inteligencia de nuestros pueblos, al reciclar la basura comunista totalitaria repudiada en Europa con la caída del muro Berlín, para implementarla en la patria de Bolívar, convirtiendo a ese país en una colonia cubana, situación promovida por el engendro del socialismo del siglo XXl que es el mascarón de proa que usa el marxismo-leninismo para engañar a nuestras naciones, y que el déspota cubano astutamente promovió conjuntamente con el foro de Sao Pablo al que fundó en 1990 con Luis Ignacio Lula Da Silva.

El comunismo totalitario, fuente de odio, mentira y muerte, es propio de individuos como el fallecido dictador cubano, quien asumió el crimen como la mejor manera de hacer “la revolución” teniendo una moral torcida, envileciendo a las masas y conduciéndolas a la esclavitud, con el cuento del bien para el pueblo.

Las atrocidades de Fidel Castro fueron monumentales, porque no solo los isleños tuvieron que resistir la perversidad de ese personaje, sino que la región soporto toda clase de conspiraciones en contra de la libertad y la democracia, habida cuenta de que Castro lacayo del imperio soviético en plena guerra fría, colaboró con la creación de 26 grupos guerrilleros en 13 países de Latinoamérica en la década de los sesenta, sin descontar su participación el 9 de abril de 1948 en el ‘Bogotazo’ con el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán, en donde para la época ya era comunista según afirmación del propio Fidel Castro en el Vll Congreso del Partido Comunista cubano el pasado mes de abril, diciendo que tenía alrededor de 20 años cuando abrazó esos dogmas y en los sucesos del ‘Bogotazo’ tenía 21 (nació el 13 de agosto de 1926).

Según algunos historiadores y analistas fue evidente la conspiración comunista en el asesinato de Gaitán, como una chispa que prendería la pradera para la insurrección popular y toma de poder, resaltando que para el marxismo el crimen es su credo, pues no solo es el responsable de más de 100 millones de asesinatos en el último siglo, sino que también no se puede olvidar la vendetta que practico Stalin en contra de Trotski mandándolo asesinar por Ramón Mercader, quien después de pagar algunos años de cárcel en México en donde cometió el crimen en 1940, fue protegido por Fidel Castro en Cuba cuando ya se encontraba en el poder.

Fidel Castro fue un fascista incuestionable, pues no hay que olvidar que el sátrapa cubano montó su circo romano después del triunfo de la revolución, y de manera desalmada, que es la mínima calificación que se le puede dar a semejante individuo, en una gigantesca concentración en La Habana después de arengar a la multitud, Castro le planteó: “ aquellos que estén de acuerdo para que los contrarrevolucionarios sean fusilados, que levanten la mano” entonces se reanudó la pena de muerte que desde hacía años no existía en Cuba, dando rienda suelta a la bestialidad y el odio propios del marxismo-leninismo.

El déspota cubano fungió como peón de brega del imperio soviético, al mandar a miles de mercenarios cubanos al África en la década de los setenta del siglo pasado para defender los intereses de la URSS, con el cuento del “internacionalismo proletario” siendo eso un ultraje a la civilización y a la libertad de las naciones, violando la independencia de los países y la autodeterminación de los pueblos, mostrando como el comunismo totalitario no ha respetado las normas internacionales, porque sus intereses infames lo ubican por encima de la convivencia humana.

Castro planteó: “que así como el opio sirvió para las guerras coloniales en Asia. Entonces nada más justo que los pueblos devolvamos esa acción como venganza histórica” por ello utilizó la cocaína en la década de los ochenta de siglo XX, ya que el gobierno de Cuba estuvo involucrado en el narcotráfico hacia EE. UU. con el cartel de Medellín, pero pérfidamente siendo un asunto del alto gobierno de la isla, tomaron como chivos expiatorios al general Arnaldo Ochoa “héroe de Angola” y a otros tres militares quienes fueron fusilados el 14 de julio de 1989, para no tener problemas mayores con el gobierno de Estados Unidos.

Las mentiras y las acciones inmorales fueron los principios del tirano, siendo el máximo exponente de esas prácticas abyectas en Latinoamérica, por ser responsable de más de 200 mil asesinatos en Cuba e incalculables en otras partes del mundo. Por lo anterior en un tiempo no tan lejano su propia camarilla lo bajará abruptamente del pedestal, para convertirse en polvo histórico execrable, y la historia no lo absolverá por ser asesino de miles de seres, torturador de pueblos y tirano implacable.

Fidel Castro fue una maldición para la libertad y la democracia en Latinoamérica.

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