Así lo afirmaron a ‘The Wall Street Journal’, que menciona que lo primero que hicieron al llegar a Brasil fue ir a la playa y lucir sus esculpidos cuerpos, como si se tratara de ‘garotos’ locales. Y con ello consiguieron la atención que buscaban en redes sociales.

“Así que el equipo ha estado haciendo lluvia de ideas para mercadear mejor su deporte. Les gustaría que los vieran como objetos”, dice el periódico.

#squad #meanmuggin

Una foto publicada por Danell J Leyva (@danelljleyva) el

Este martes es la final de gimnasia de las mujeres, y se prevé que el equipo tendrá un pico de audiencia en la televisión de Estados Unidos, en particular Simone Biles.

El lunes, el equipo masculino lo hizo mejor de lo esperado, calificando después de China, pero su actuación tuvo poca difusión.

Love this team for making last night so much fun, but keeping our eyes set on tomorrow’s competition 🇺🇸

Una foto publicada por Samuel Mikulak (@samuelmikulak) el

Got a good training in here at the warm up hall! #RioReady #TEAMUSA

Una foto publicada por Jake Dalton (@jake_dalton) el

‘The Wall Street Journal’ recuerda que la última vez que consiguieron una medalla de oro fue en Beijing, en 2008: “Existe el sentimiento en el equipo de hombres de que incluso si ganaran el oro, no disfrutarían la fama que Estados Unidos les confiere a sus gimnastas femeninas”, dice.

Pero la búsqueda de atención va mucho más allá de la pantalla de televisión. Los gimnastas se quejan de que, a diferencia de otros deportes, los deportistas masculinos no pueden vivir de esta disciplina, y llaman la atención sobre el carácter de celebridades que tienen sus colegas en China y Japón.

“El deporte más grande del mundo es el fútbol. Y la gimnasia está ahí mismo, excepto en Estados Unidos… Usted no puede vivir de la gimnasia”, dijo al periódico Jonathan Horton, que ganó medalla de plata en el 2008, en Beijing.

Para Jake Dalton, medalla de oro en los ejercicios de piso de los mundiales de 2013, el ‘oscuro’ deporte de la gimnasia podría ser atractivo e inspirador para los obsesivos del cuerpo en la industria del ‘fitness’.

Las feministas se han apresurado a aplaudir la idea de los gimnastas.
“Convertir a los hombres en objetos sexuales en la forma en la que las revistas y comentaristas lo han hecho tradicionalmente a las mujeres atletas es subvertir las políticas de normas sexuales, y llevar la mirada de los medios de comunicación lejos de los hombres heterosexuales que babean (viéndolas)”, dice la escritora Christina Cauterucci, en el portal Slate. “No somos quién para para detenerlos”.

 

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