Los nuevos términos acuñados para referirse a cuando en una pareja sentimental hay más de 2 personas se conocen como ‘poliamor’ o ‘no monogamia consensuada’, publica The New York Times en una extensa nota en la que entrevistaron a varias parejas que habían encontrado mayor placer, estabilidad y felicidad cuando había terceros en la relación.

Claro está, aclara el artículo, que el concepto de ‘relación abierta’ debe tener un componente y es que ninguno de los dos miembros debe olvidar que su pareja original es más importante y está por encima de cualquier tercero, o cuarto, en la relación. Ahora, cuando la relación está en un ‘punto de no retorno’, el divorcio es ineludible.

El primer caso que presenta es el de una pareja de esposos que tenía dos hijos pequeños y que llevaba más de 20 años de casada. El esposo fue el primero en proponerlo, pues el sexo con su mujer no lo satisfacía y decía que “necesitaba algo más”.

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Su esposa, criada bajo la fe católica en su hogar materno, le respondió con un no definitivo y el asunto quedó así durante varios años, hasta que a ella fue diagnosticada con la enfermedad de Párkinson.

Fue entonces que comenzó a ir a terapias de grupo para enfrentar la enfermedad y allí conoció a un hombre que tenía los mismos síntomas de ella, un pequeño temblor en una de las manos. La mujer había sido deportista toda su vida y los médicos le dijeron que el ejercicio era lo mejor para retardar los efectos del mal.

Primero, el hombre la invitó a tomar un té, luego otro, y después la besó mientras la acompañaba al parqueadero, algo que ella no intentó detener, sino que disfrutó mientras pensaba que eso era lo que su esposo le había propuesto tiempo atrás (el sexo vino después de varios meses, cuando ya había una relación).

Cuando el marido se enteró se sintió frustrado y engañado, pero la insistencia de ella en que quería seguir viendo al otro hombre le hizo pensar a su esposo en que estaba bien. Una vez el esposo dio su consentimiento, se sintió bien con que su esposa viera a otra persona mientras él estaba en el trabajo, e incluso que intercambiara mensajes con él si el esposo iba manejando, pero todo de frente.

La apertura de la relación no se dio como el esposo lo pensó al principio, pero el hecho de que su mujer estuviera viendo a otra persona mejoró la relación y el sexo entre los dos, sin quitarle su lugar de esposa y madre a la mujer.

Este concepto, dice el ‘Times’, no es nuevo, pues ya en 1972 los autores Nena y George O’Neill lo habían mencionado en su libro “Matrimonio abierto: un nuevo estilo de vida para pareja”, en el que no le hacían apología al sexo por fuera del matrimonio pero decían que no se debería evitar.

La nota también señala que para la mayoría de parejas gay es más fácil tener relaciones abiertas, pues “no tienen las presiones sociales” de una pareja heterosexual en cuanto a la monogamia.

Pero también muchas personas heterosexuales se declaran ‘no monógamas’. De acuerdo con el ‘Times’, entre los hombres de 40 a 50 años de edad usuarios del sitio web de citas OkCupid, 16 % son casados.

Además del primer caso, el diario neoyorquino presenta otros, y el autor de la nota dice que el tema aún es tan tabú, que muchos de sus entrevistados prefieron mantener su verdadera identidad en reserva. Algunos, más conservadores, simplemente se refirieron a las relaciones abiertas como “una degradación del matrimonio”.

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