Así lo explicó la zootecnista Catalina Cuadros, especializada en nutrición y fisiología felina, a la revista 4 Patas.

Las garras son una parte esencial de los gatos, hacen parte de su genética, de sus necesidades fisiológicas y son fundamentales para realizar muchas de sus actividades diarias. Además funcionan como un medio de comunicación ya que con ellas pueden marcar su territorio, señaló la experta.

Peligros y consecuencias de la remoción de garras

No se trata de una simple manicura, ya que implica 10 dolorosas amputaciones por separado. Removerlas implica someter al gato a un procedimiento quirúrgico extremadamente doloroso en el que se amputa la última falange de cada dedo de la pata, no solo uñas, sino huesos.

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  1. Además de soportar el dolor, los gatos deben aprender a caminar nuevamente, en puntillas y soportando la sensación de hacerlo sin sus uñas; tal como lo tendría que hacer un ser humano que acaba de perder los dedos de sus pies.
  2. Después de la cirugía, pueden presentarse varias complicaciones como graves infecciones, cojeras y dolor crónico. Las uñas podrían volver a crecer dentro de las patas y permanecer invisibles, lo que causa dolor, explica PETA.
  3. Se puede producir gangrena, que conllevaría a la amputación de la pata.
  4. Quitar las garras conlleva a un debilitamiento de los músculos de patas, hombros y espalda.
  5. Remover las garras de un gato hace que su estado de ánimo cambie completamente, ya que sin ellas se sienten inseguros y desprotegidos. El dolor y las dificultades que les causa vivir sin sus uñas los vuelve más retraídos, malgeniados, solitarios y mordelones, pues sienten que los dientes son su nuevo medio de protección.

Alternativas a la remoción de uñas

  1. Lo primero que debe entender es que las uñas son parte de la naturaleza del gato, por eso debe proporcionarle espacios y objetos que pueda arañar y con los que pueda jugar.
  2. Recorte las uñas de su gato frecuentemente, “por higiene y por cuidado”, asegura Cuadros. “Esta es una práctica que aplica para gatos de todas las razas y tamaños”.
  3. Enséñele al gato dónde puede arañar y dónde no. Muéstrele el lugar permitido y mueva sus patatitas o pretenda que usted lo está arañando. El olor del gato quedará en el lugar y así lo usará con frecuencia.
  4. Distribuya láminas de cajas de cartón por la casa, así el gato tendrá múltiples lugares dónde arañar
  5. Si su gato rasguña muebles, cortinas u otros objetos, disuádalo con voz firme pero nunca con violencia.

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