Así lo explicó la zootecnista Catalina Cuadros, especializada en nutrición y fisiología felina, a la revista 4 Patas.
Las garras son una parte esencial de los gatos, hacen parte de su genética, de sus necesidades fisiológicas y son fundamentales para realizar muchas de sus actividades diarias. Además funcionan como un medio de comunicación ya que con ellas pueden marcar su territorio, señaló la experta.
Peligros y consecuencias de la remoción de garras
No se trata de una simple manicura, ya que implica 10 dolorosas amputaciones por separado. Removerlas implica someter al gato a un procedimiento quirúrgico extremadamente doloroso en el que se amputa la última falange de cada dedo de la pata, no solo uñas, sino huesos.
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- Además de soportar el dolor, los gatos deben aprender a caminar nuevamente, en puntillas y soportando la sensación de hacerlo sin sus uñas; tal como lo tendría que hacer un ser humano que acaba de perder los dedos de sus pies.
- Después de la cirugía, pueden presentarse varias complicaciones como graves infecciones, cojeras y dolor crónico. Las uñas podrían volver a crecer dentro de las patas y permanecer invisibles, lo que causa dolor, explica PETA.
- Se puede producir gangrena, que conllevaría a la amputación de la pata.
- Quitar las garras conlleva a un debilitamiento de los músculos de patas, hombros y espalda.
- Remover las garras de un gato hace que su estado de ánimo cambie completamente, ya que sin ellas se sienten inseguros y desprotegidos. El dolor y las dificultades que les causa vivir sin sus uñas los vuelve más retraídos, malgeniados, solitarios y mordelones, pues sienten que los dientes son su nuevo medio de protección.
Alternativas a la remoción de uñas
- Lo primero que debe entender es que las uñas son parte de la naturaleza del gato, por eso debe proporcionarle espacios y objetos que pueda arañar y con los que pueda jugar.
- Recorte las uñas de su gato frecuentemente, “por higiene y por cuidado”, asegura Cuadros. “Esta es una práctica que aplica para gatos de todas las razas y tamaños”.
- Enséñele al gato dónde puede arañar y dónde no. Muéstrele el lugar permitido y mueva sus patatitas o pretenda que usted lo está arañando. El olor del gato quedará en el lugar y así lo usará con frecuencia.
- Distribuya láminas de cajas de cartón por la casa, así el gato tendrá múltiples lugares dónde arañar
- Si su gato rasguña muebles, cortinas u otros objetos, disuádalo con voz firme pero nunca con violencia.
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