El estudio de la Universidad James Cook reveló que esta menor capacidad de reproducción es debida a la ingestión de plástico y que se transmite hasta las generaciones siguientes aunque estas no se hayan alimentado con este material.

“Vimos que las siguientes tres generaciones de plancton que no fue expuesto a plastificantes no eran capaces de mejorar el nivel reproductivo de sus progenitores expuestos a plastificantes”, indicó la líder de la investigación, Lynne van Herdewen, en un comunicado.

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“Fue interesante ver el impacto multigeneracional de los plastificantes desde el punto de vista científico, pero perturbador cuando uno considera las implicaciones”, añadió.

Para el estudio, el equipo de científicos alimentó con microplásticos y otros plastificantes, un aditivo que libera el plástico al degradarse en el agua, a varios especímenes de plancton.

El plancton es el principal alimento de las larvas de los peces por lo que cualquier reducción en su población tiene un impacto en su capacidad de supervivencia, incluso los que son capturados comercialmente cuando son adultos.

“Este plancton es casi la base de la cadena alimenticia marina. Comen fitoplancton y después son ingeridos por las larvas de los peces, que a su vez son comidos por peces más grandes y así hasta la cima de la cadena alimenticia”, indicó van Herdewen.

La investigadora indicó que el plancton puede expulsar los microplásticos de gran tamaño pero los más pequeños pueden quedar adheridos en el sistema digestivo.

Según Van Herdewen, el riesgo es que de ahí los plastificantes traspasen la barrera sanguínea y penetren en los tejidos, lo que podría causar inflamaciones y enfermedades reproductivas, y trasladaría el residuo a lo largo de la cadena alimenticia.

“Cuando comemos pescado antes le sacamos las vísceras, pero si el plástico ha migrado hacia los tejidos del pez luego también los estamos consumiendo”, advirtió.

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