licenciado en biología, cuenta que esta zona fue deforestada, convertida en potreros y ampliada al turismo, generando que las palmas bebés mueran quemadas por el sol o consumidas por el ganado.
La palma de cera
enfrenta este problema
hace años, sin embargo, las
acciones han sido pocas
para evitar su desaparición.
Eso aseguran líderes
ambientales como
Jaime Arias, que exigen
estudios de capacidad
de carga ambiental
y turística.
Por su parte,
Rodrigo Bernal, investigador botánico que ha estudiado esta especie por más de 35 años, calcula que en
28 años ya no existirá el paisaje turístico del Valle de Cocora.
Asegura que serán potreros
sin palmas.
director general de la Corporación Autónoma Regional del Quindío (CRQ), alega vacíos jurídicos y falta de planeación. Afirma que hay procesos de estudios en marcha para la regulación turística.
La repoblación
masiva es una de
las acciones ideales,
sin embargo, la CRQ estuvo
en polémica, en 2018, por la
supuesta siembra incorrecta e incompleta de 26.000 palmas,
recuerda Johan Carvajal, profesional ambiental de la Alcaldía de Salento.