Por eso es importante identificar cuál es el factor que nos ‘obliga’ a comer más cuando nos encontramos en alguna situación que provoca presión.

Según BBC Mundo, esta molestia es un factor que debemos tener en cuenta cuando sufrimos cambios corporales, ya que el estrés crónico altera el sueño y desequilibra los niveles de azúcar, por lo que el apetito aumenta y comer se convierte en una forma de liberar emociones.

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Para comprobar qué es lo que realmente pasa con nuestro cuerpo, científicos de la Universidad de Leeds, Reino Unido, sometieron al doctor Giles Yeo, del programa ‘Confía en mí, soy doctor’, de BBC, a una cantidad de estrés considerable, para ver los cambios que sufría su cuerpo.

Los científicos midieron los niveles de azúcar de Giles antes y después de estar estresado, y encontraron que cuando comemos, los niveles de azúcar aumentan y se normalizan rápidamente, pero el proceso se hace lento cuando estamos estresados.

Como aseguró el medio, el cuerpo siente el estrés como una amenaza  y por eso produce una gran cantidad de insulina para darle energía a los músculos, por si es necesario huir. Pero cuando el cuerpo entiende que esta energía no es necesaria, disminuye la insulina y este bajón produce hambre, sobre todo de alimentos dulces o carbohidratos.

Además, en un estudio del King´s College de Londres encontraron que las personas que no duermen bien consumen, en promedio, 385 calorías más durante el día, lo que es equivalente a un sándwich con huevo, queso y tocineta, agregó el medio.

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