Así lo explica el endocrinólogo pediatra Shokery Awadalla, miembro de la Asociación Colombiana de Endocrinología y de la Sociedad Europea de Endocrinología Pediátrica.

La hipófisis está situada en la mitad del cerebro. Produce muchas hormonas, entre ellas, la más importante: la hormona del crecimiento, que es responsable del crecimiento del niño, durante los primeros 15 años de vida”.

Shokery Awadalla

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Deportes como karate, boxeo, fútbol y diferentes artes marciales implican que el niño esté expuesto a golpes en la cabeza y movimientos que pueden alterar la hipófisis, explica Awadalla.

Ese golpe repetido o movimiento vibratorio del cerebro puede, con el tiempo, generar daño en esa glándula y producir un déficit de la hormona de crecimiento”.

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Agrega que las hormonas gonadotropinas, encargadas de iniciar el proceso de la pubertad (9 años en las niñas y 11 en niños) también podrían afectarse y retrasar el desarrollo. “Cuando hay deficiencia de esas hormonas, por el daño de la hipófisis, esos niños llegan a esa edad y no presentan la pubertad y pueden seguir sin pubertad hasta que se detecta el daño”, explica.

Después de terminar el proceso de crecimiento, esta hormona de se necesita para mantener la masa muscular, evitar la acumulación de masa grasa y evitar el daño de la masa ósea en el adulto, agrega Awadalla.

La idea no es prohibir el deporte o decirle no a alguno en específico, señala el médico, sino prestar atención al niño, cuando el deporte que practica implica golpes repetitivos en la cabeza. Hay que llevarlo a un control con el endocrinólogo pediatra cada 6 meses, indica.

Si entre consultas, el papá o la mamá detecta que el niño no está creciendo, que se está volviendo muy perezoso, que ha perdido energía o que duerme mucho más de lo habitual, hay que verlo cuanto antes, para descartar algún problema a nivel de la hipófisis”.

Recomienda que este tipo de deportes no se practiquen antes de los 12 años y, en caso de que sí se haga, utilizar siempre una buena protección y no olvidar el control pediátrico periódico.

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Cualquier deporte tiene potencial para crear algún impacto en la cabeza, hay unos que tienen ya un impacto severo, como el boxeo, y cuanto más impacto repetitivo haya, el niño debe ser evaluado con mayor frecuencia. Si es algo que no genera impacto en la cabeza, y los papás ven que el niño está creciendo bien y no hay ningún síntoma de alarma, no hay necesidad de tomar alguna medida”.

Para detectar la lesión en la hipófisis es necesario llevar al niño donde un experto, analizar su nivel hormonal y, en caso de detectar alguna deficiencia, realizar una resonancia de la cabeza, para ver cómo está la hipófisis y decidir el tratamiento adecuado.

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